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escribe Carlos
¿Quién, en su sano juicio,
trataría de convencer a los lectores de abandonar la comodidad
del consenso, para atreverse a pensar que este episodio unánimemente
odiado por críticos y fans tal vez no merezca tal escarnio? A primera
vista, esgrimir la defensa de una obra condenada a la hoguera de un modo
tan rotundo, parecería un simple ejercicio de esnobismo. Sin embargo,
intentar un análisis distinto de Homicide And Old Lace, nos permite
elevar la mirada por encima de lo que debería ser un episodio
Avengers, para rescatar los aspectos positivos de un trabajo cuyo destino
ignominioso suele estar más fundado en los prejuicios, que en una
observación lúcida de sus virtudes y defectos.
Si nuestra mirada sólo buscara referenciar
a Homicide And Old Lace dentro de la filmografía vengadora, el
episodio de marras sería, sin dudas, un perdedor nato. Pero ¿para
qué profundizar en el análisis de un mamarracho en donde
Steed no hace más que atender teléfonos y una caterva de
pésimos actores disputan para ver quién dice la peor línea?
Aún viéndolo superficialmente percibiríamos de inmediato
que casi nada de lo que ha hecho de Los Vengadores una serie famosa, amada
y reconocida está presente en él. No obstante, una reflexión
de este tipo sería no sólo apresurada sino injusta, ya que
en primera instancia y en rigor Homicide And Old Lace nunca
fue concebido como un episodio Avengers, sino como una estrategia de salvataje
del pobre material rodado originalmente por John Bryce bajo el nombre
de The Great Great Britain Crime (El Gran,
Gran Crímen Británico). Y como tal, son muchos los puntos
a su favor que merecen destacarse.
El primero de ellos es su humor. Pero no
el humor explícito que no abunda y apenas si puede encontrarse
ocasionalmente en sus diálogos o actuaciones sino el que
subyace como punto de partida e instrumento primordial para la tarea de
reconstrucción. Considerando el humor sutil y corrosivo al que
la serie nos tiene acostumbrados, no cuesta mucho imaginarse a Clemens
y Cia. riéndose a pata suelta de los desastres perpetrados por
Bryce, ya que a juzgar por los fragmentos sobrevivientes resulta evidente
que The Great Great Britain Crime, con sus pésimas actuaciones,
sus desdichados diálogos, su absoluta falta de ritmo y su dirección
deficiente estaba a diferencia de Invitation
To A Killing más allá de toda redención
posible. Frente a este panorama desolador, la genial movida del equipo
de producción estribó precisamente en recalcar estas
falencias en lugar de disimularlas, convirtiéndolas en el combustible
de la historia contada por Mother a sus tías y en las punzantes
intervenciones de estas últimas rescatando de esta manera
el rol ancestral del humor como dinamizador de situaciones novedosas y
haciendo gala de una pureza de mirada patrimonio exclusivo del arte
o la inocencia que permitió convertir en comedia lo que hasta
ese momento no era más que una tragedia irreparable.
Desde este punto de vista sólo
desde éste Homicide And Old Lace desborda creatividad, originalidad
y talento, lo cual puede apreciarse tanto en la tarea de edición
que tomando en cuenta la materia prima disponible hilvana de manera
brillante los retazos de una obra fallida dentro de un todo bastante coherente
como en el nuevo guión, cuya escritura magistral que fluye
todo el tiempo y nos da ganas de seguir escuchando la historia sin interrupciones
está plagada de situaciones ocurrentes y comentarios mordaces que
invitan a mirar piadosamente las pálidas imágenes de The
Great Great Britain Crime que forman el cuerpo principal del flashback
narrado por Mother.
(Muy) vagamente inspirada en la película
Arsénico y Encaje Antiguo, la idea de ubicar el relato de la historia
como centro de la celebración del cumpleaños de Mother por
sus tías, es tan genial como el trabajo de casting que permitió
dar cuerpo a un trío de actores que exhiben un muy buen rapport
y un notable desempeño en la comedia. Patrick Newell redondea una
actuación extraordinaria, llevando su personaje hasta el límite
pero sin caer en excesos ni afectaciones. Sus tías Joyce
Carey y Mary Merrall (la anciana que extravió su perro en The
Eagle's Nest y la abuelita asesina de The
Girl From Auntie, respectivamente) son sencillamente deliciosas en
sus caricaturas de viejecitas-pícaras-que-aman-a-su-sobrino-aunque-lo-critiquen,
y colocan unos bocadillos sublimes, especialmente los referidos a Tara
y al coronel Corf ("Hay algo que no entiendo. ¿Cómo
semejante estúpido puede estar a cargo de una bóveda de
máxima seguridad?") que dibujan un guiño cómplice
al espectador respecto de la incongruencia y el patético humor
que brota de las escenas originales de Bryce.
Si faltaba un ingrediente oportuno para
cocinar un almuerzo más que digno con las sobras de la cena, la
música de ragtime compuesta por Laurie Johnson para la ocasión
no es sólo una fantástica recreación en piano del
tema Avengers original, sino que provee el elemento de comedia necesario
para tomarse las cosas a la ligera y hacer aún más digerible
el estofado. Desafortunadamente llega un poco tarde, cuando la narración
va alcanzando su climax. Su aparición más temprana nos hubiera
ayudado a tolerar mejor la inclusión de esos fragmentos de la era
Peel que constituyen los puntos más álgidos del menú
(pinceladas de Murdersville, The
Fear Merchants, The Bird Who Knew Too Much
y Never Never Say Die pueden encontrarse
aquí y allá durante la puesta en marcha de la historia).
Considerando que la producción de Homicide And Old Lace fue realizada
al promediar la temporada y no cayó en la misma olla a presión
que Have Guns - Will Haggle, resulta incomprensible e imperdonable
que estas breves escenas no se volvieran a rodar, ya que acabaron convirtiéndose
en ese granito de arena intruso que al morderlo hecha a perder el sabor
de las mejores comidas.
Quienes se acerquen a Homicide And Old
Lace con los ojos de ver Killer (Asesino) o Game (El Juego), se llevarán
sin duda una desagradable sorpresa y podrán excomulgar tranquilos
a John Hough por haber perpetrado junto a Fog (Niebla) lo
peor, de lo peor de Los Vengadores (total, su acceso al purgatorio está
garantizado por The Morning After y Super
Secret Cypher Snatch). Pero quienes estén dispuestos a superar
el mal trago inicial, podrán encontrarse por momentos y especialmente
en el rodaje posterior complementario con un guión ágil
y divertido, una inteligente tarea de reconstrucción, una música
incidental interesante y un trío de actores moviéndose con
soltura. Nada más. Y nada menos.
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