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escribe Terylene
La idea de la transferencia de mentes,
o de agentes a los que Steed presumiblemente había puesto fuera
de servicio en un pasado cercano, o de "reliquias" vivientes
mantenidas gracias a los esfuerzos de médicos diabólicos,
ha aparecido con marcada asiduidad en los guiones de Los Vengadores, particularmente
en la etapa Tara King y en Los Nuevos Vengadores.
Sin embargo, es sorprendente que las tres temáticas confluyan en
un mismo episodio como "Split!".
Aunque en los créditos figura el
guión de Brian Clemens, se sabe que este episodio es un reciclado
de lo que Dennis Spooner había escrito originalmente para Diana
Rigg, proyecto que tuvo que ser sustancialmente modificado tras el alejamiento
de ésta de los sets. Y tal como sucediera con todos los episodios
producidos en ese tormentoso período octubre 1967-febrero 1968,
"Split!" adolece de muchos de los desajustes que, inevitablemente,
se traducirían desde las rencillas entre bastidores hasta el producto
puesto en pantalla.
Llama la atención que la convocatoria
de notorias figuras de episodios anteriores (Nigel Davenport y Julian
Glover entre ellos), no alcance a matizar esta entrega que por momentos
aparece levemente monótona. Como si fuera poco, esa línea
musical que acompaña casi todas las escenas donde la mano izquierda
(o el cuerpo entero) de los "elegidos" comienza a sufrir los
efectos de la "transferencia," resulta harto repetitiva y fastidiosa.
Pero también hay algunas recompensas. La breve participación
de Christopher Benjamin en este episodio, puede no tener el brillo de
la de "How To Succeed....At Murder."
Pero al menos aprovecha el talento de este actor para personificar excéntricos
refinados en lugar de desperdiciarlo como en "Never,
Never Say Die."
La identidad de Boris Kartovsky, personaje
que ya apareciera brevemente en "A Touch
of Brimstone", aquí se torna un misterio. No sólo
que, aunque se trata del mismo nombre, está personificado por dos
actores distintos, sino que, tal como Steed lo aclara en "Split!",
él mismo había disparado directo al corazón de Kartovsky
en Berlín en 1963. Por ende, nunca podría tratarse del saludable
diplomático que aparece en "A Touch of Brimstone." No
sería ilógico especular que este parece ser un nuevo error
de continuidad, deslizado posiblemente, entre los cambios de guionista
que tuvo "Split!".
Pero sin duda el mayor desajuste en este
episodio que se queda a mitad de camino a pesar de las buenas intenciones
y los correctos desempeños actorales, son los profundos altibajos
que presenta la relación Steed-Tara. La línea divisoria
podría muy bien situarse en el medio de la historia. Durante la
primera mitad los vemos funcionando como un equipo más bien integrado.
En gran parte de la segunda, Steed toma la delantera y apenas le dirige
la palabra a Tara. ¿Será a consecuencia de eso que Tara
pasa parte de su tiempo en el departamento de Steed, leyendo sus libros,
o esperándolo que él llegue, para que vuelva a salir al
instante esbozando sólo un lacónico "Nos vemos después"?
¿Así es como Tara participaba en las misiones encomendadas
por el Ministerio? Recién en los minutos finales y en la tag
scene, la dupla vuelve a funcionar como al principio.
De hecho el perfil de Tara no estaba bien
definido aún para la época de la filmación de este
episodio. Ya sea por los desacuerdos en la producción, por falencias
en el guión o por el conflicto inicial entre Patrick Macnee y Linda
Thorson, "Split!" no es en absoluto el mejor marco de referencia
para juzgar el desempeño de la nueva partenaire de Steed. Por suerte
todavía quedaban muchos episodios por delante.
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