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El Esplendor De Mrs Emma Peel
El
auspicioso tandem Rigg-Macnee inició su trabajo en conjunto con la filmación
del episodio titulado The Murder Market
(El Mercado De Los Asesinatos), el primero de una serie de veintiséis,
que demandarían algo más de un año de actividad ininterrumpida y que esta
vez como nueva atracción, presentaban la música de Laurie Johnson, a través
de la cual el show se haría inmensamente popular.
Varios detalles concernientes a la nueva
personalidad de Mrs Emma Peel debieron ser ajustados para darle cierta
clase de continuidad a la serie. Conforme a los códigos de ética, moral
y buenas costumbres que aún imperaban a mediados de los ’60, el único
modo de presentar a un hombre y una mujer como socios de trabajo y de
cuidar que la integridad de ella quedara intacta y sin mácula, recaía
una vez más en la modalidad impuesta con Mrs Gale. Es decir que nuevamente
Mrs Peel debía ser viuda (¡jamás soltera ni mucho menos casada!), otra
vez debía ser una experta en defensa personal y otra vez entre Steed y
ella debía existir una relación estrictamente formal, tratándose ambos
de “usted” y nunca escuchando a Steed refiriéndose a ella como “Emma”,
sino como “Mrs Peel”. Claro que Patrick también exponía sus razones al
respecto:
“... La verdadera esencia de
Steed es tener modales anticuados...(...)... Por eso yo siempre llamo
a mis colegas Mrs Gale o Mrs Peel, porque una de las concesiones que hice
en ‘Los Vengadores’ fue que cada vez que me referiría a una dama no la
llamaría por su nombre hasta que no la conociera lo suficientemente bien.
Eso es muy británico”. Patrick Macnee, “An O.T.T.A. Souvernir Special”
magazine. Abril 1986
Pero... ¿quién era Mrs Peel? A decir verdad,
nunca se brindaron abundantes detalles sobre su background. Sólo se sabía
que era una culta y rica heredera y que su esposo... bueno, ¡nadie sabía
a ciencia cierta qué había ocurrido con su esposo! Los ávidos por conocer
algunos detalles de su vida (pero no de Mr Peel) deberían esperar hasta
el episodio The House That Jack Built (La
Casa Que Jack Construyó) para enterarse.
Evidentemente, una vez más, el diseño del
vestuario de Diana Rigg era todo un desafío para la producción, la cual
debía preservar la impecable estampa dejada por Honor Blackman e insistir
con los ropajes de cuero brillante. No obstante nuevas ideas inteligentes
que habrían de causar gran impacto en los televidentes (y concederían
una cuota adicional de sensualidad) fueron puestas en práctica. Se decidió
que Steed conservara a ultranza su marca personal que estampaba ese traje
de tres piezas, sombrero y paraguas, algo que no le causaba demasiadas
complicaciones a un Patrick Macnee que siempre ha reconocido estar dos
siglos atrasado en cuanto a vestuario se refiere. Como colosal contrapunto,
la imagen que se ideó para Emma sería completamente futurista. A la par
de sus ropas de cuero, se creó un vestuario basado principalmente en conjuntos
deportivos (“catsuits”) y botas de cuero blanco que muy pronto harían
delirar no sólo a la audiencia, sino también al propio Patrick...
Más aún, también se cuidó el detalle de
los vehículos en los que Emma y Steed se movilizarían. Mientras en la
temporada Gale, en las pocas oportunidades en las que Steed era visto
conduciendo un auto, lo hacía en modelos que pasaron sin pena ni gloria,
en esta nueva ocasión se le asignarían autos antiguos al estilo del que
utilizó por única vez en un episodio Gale (Don’t Look Behind You / No
Mires Hacia Atrás). Así, un famoso Bentley modelo 1926 y otros similares,
se volverían tan típicos de Steed como su sombrero y su paraguas. Emma,
por su parte y obedeciendo a la temática contrastante que se había concebido
para la pareja, conduciría una minúscula y moderna coupé Lotus.
El frenesí de las filmaciones proseguía
a un agotador ritmo de 14 horas diarias, que hacía que nuestros héroes
saltaran de la cama aún en plena madrugada, para volver a ella recién
a altas horas de la noche.
No obstante Patrick se abrió un claro en
su agenda para llevarse a Kate al registro civil de Hampstead y delante
de decenas de reporteros y fotógrafos, le calzó el anillo de matrimonio
el 29 de marzo de 1965. Pat tenía entonces 43 años, Kate apenas 27. El
suceso fue ampliamente publicitado y no hizo más que acrecentar por anticipado
el ya rotundo éxito de la cuarta temporada de la serie, que los televidentes
recién podrían apreciar a partir de octubre.
En su nueva vida matrimonial, Patrick era
adorable:
“En casa usa sus amados y viejos
pulóveres sueltos. Nadie lo reconocería como el elegante John Steed”.
Catherine Woodville, “TV Times” edición 507 del 15 de Julio de 1965.
En el estudio, Patrick era un entusiasta frenético que gozaba cada una
de las extenuantes horas de filmación:
“Di llegaba al set y nos encantaba
trabajar juntos. Bailábamos y peleábamos jocosamente, arrojándonos cosas
uno al otro. Hablábamos, inventábamos guiones, --bueno, no exactamente
guiones porque Brian Clemens los había escrito y eran buenos--, pero siempre
queríamos cambiar las cosas, provocar las cosas, hacer cosas sin ninguna
razón, sólo por la razón contraria”. Patrick Macnee, “The Avengers
and Me”, p. 68
El episodio que abrió la cuarta temporada,
The Town Of No Return (Pueblo Sin Retorno)
fue televisado el 2 de octubre del ‘65. Era un episodio con historia,
ya que había sido filmado por primera vez en noviembre del ‘64 con Elizabeth
Shepherd y luego las escenas habían sido repetidas con Diana Rigg,
completándose en julio del año siguiente. Y era un típico episodio Avengers
de héroes y villanos, donde por ahí aparece un cierto señor obeso llamado
Patrick Newell que años después pasaría a ser un habitué de la serie.
La respuesta del público fue apabullante
y pronto los pasillos de la ABC se inundaron de cartas que enviaban los
enloquecidos fans, con incontables propuestas de matrimonio para Di Rigg
y con las más atrevidas proposiciones que vaya sorpresa, ¡hicieron sonrojar
al propio Patrick Macnee!
Ya
a comienzos de 1966 era evidente que el show estaba listo para la prueba
de fuego de todas las producciones británicas: abrirse paso en el mercado
norteamericano. No sería tarea fácil, claro, con David y Goliath en el
campo de batalla. Ni menos aún teniendo en cuenta los “nenes” que en materia
de agentes secretos del gobierno defendían la pantalla televisiva estadounidense
por aquellas épocas, con nada menos que los monstruos “The Man from U.N.C.L.E”
(“El agente de CIPOL”) y “Mission: Impossible” (“Misión imposible”) a
la cabeza.
Di y Patrick (acompañado por su mujer Kate)
fueron despachados en un viaje promocional a Estados Unidos, con la única
intención de vender la serie allí. Patrick ya conocía bien a los norteamericanos
y su avidez por las noticias de la colonia artística, pero Di no. Continuamente
se los veía juntos, en banquetes, agasajos y paseos, y generalmente Pat
llevaba la voz cantante, ya que Di prefería como siempre, quedarse silenciosa
y dejar que él que se diera el gusto con su labia recurrente.
Esa labia lo haría sudar frío, sin embargo.
Según cuenta, los jefes en casa lo mandaron solito para que se arreglara
con la crema y la nata de los productores de la ABC yanqui y de paso,
que hiciera quedar bien al show. ¡Había que vender a toda costa! Patrick
hizo muy bien los deberes como para ganarse una buena comisión. Sentadito
juicioso ante un tribunal de capos ricachones y con ganas de escurrirse
“debajo de la espesa alfombra” (Pat, sic) fue estaqueado con la
temible pregunta del millón, la que sólo podía responder en un... ¡“minuto
Odol en el aire”!:
“Okay, Patrick, ¿de qué se
trata exactamente ‘Los Vengadores’?” “Los Vengadores’ se trata de un hombre
con bombín y una mujer que tira a los tipos sobre sus hombros”. Patrick
Macnee, “Blind In One Ear”, p. 242
Los capos quedaron estupefactos. Hasta
entonces no se había visto nada parecido en la pantalla estadounidense.
Parpadearon sin dar crédito aún a lo que acababan de escuchar, pensaron
un poco, le palmearon el hombro a Pat y le dijeron: “Bueno, hijo, te
ganaste el millón”.
Los Vengadores sería vendida a USA y a
otros países, que ya llegaban a la suma de 40. El 28 de marzo del ’66
la serie fue conocida en USA a través de un flor de episodio, The
Cybernauts (Los Cibernautas), el que iniciaría la seguidilla de los
25 restantes de la cuarta temporada.
El respaldo estadounidense, que vino por el lado de la ABC (“American
Broadcasting Company”) le proporcionó grandes ventajas a la serie. Ahora
la filmación en color ya era un hecho gracias al futuro aporte de capitales
provenientes del otro lado del Atlántico. Por lo tanto se firmó un nuevo
contrato por 25 episodios adicionales, que de ahora en más serían filmados
a todo color, si bien la televisión policromática era aún incipiente en
Estados Unidos y una meta aún remota en Inglaterra.
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