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El Diablo Mete La Cuchara
Con
el correr del año 1968, sin embargo, empezaron a aparecer algunos indicios
de que las cosas no marchaban tan bien como se suponía. Aunque la sexta
temporada recién sería estrenada en Inglaterra en enero del ’69, el show
había sido vendido en muchos más países por cifras cuantiosas y cuando
arribó a Francia los galos se volvieron locos con Tara King. Pero los
directivos mantenían los ojos bien abiertos hacia el por siempre esencial
mercado estadounidense, esperando comprobar la aceptación que la serie
tendría allí y dependiendo de la opinión de sus socios.
Lamentablemente una cortina de humo comenzó
a empañar su éxito en USA. Por alguna razón, la ABC yanqui había decidido
transmitir Los Vengadores en el mismo horario de uno de los mayores
exitazos del año: “Laugh-In”. “Rowan and Martin's Laugh-In” era una típica
comedia estadounidense, lanzada al aire por la NBC en enero del ’68 y
sabiamente conducida por dos desconocidos, Dan Rowan y Dick Martin. En
ella, un grupo de cómicos, cantantes, actores y famosas estrellas invitadas,
interpretaban una serie de sketches y gags donde al parecer sanamente
se le tomaba el pelo a medio mundo, incluidos los políticos y se satirizaban
situaciones locales del momento de un modo que siempre burló la censura.
Por su originalidad en la época, el programa rápidamente trepó los charts
y se adueñó de los ratings de costa a costa.
Una vez más, Los Vengadores fueron relegados
a su juego de “visitantes” y aunque mucho de su esencia británica se venía
perdiendo detrás de episodios como Noon Doomsday, Homicide
and Old Lace y posiblemente Legacy of Death, basados ligera pero peligrosamente
en viejos films norteamericanos del Hollywood de Oro, era evidente que
los estadounidenses preferían sus propias producciones.
Hacia septiembre del ’68 la ABC USA le
comunicó a Clemens que en lo que a Estados Unidos se refería, no habría
una séptima temporada de Los Vengadores. Por lo tanto, esto significaba
lisa y llanamente, que sin el aporte de capitales norteamericanos, seguir
adelante con la serie sería una utopía.
El destino de la poderosa factoría inglesa
que le había demostrado a 130 países cómo hacer televisión en serio, quedaba
definitivamente sellado. Al igual que los Beatles, la magia y la fantasía
de Los Vengadores ya no tendría cabida en los años ’70.
El episodio final, Bizarre, fue completado
en febrero de 1969, apenas un mes después de que los ingleses conocieran
por primera vez a Tara King. Uno de los episodios más extravagantes y
alegóricos de toda la serie (la muerte y en particular la de Steed, está
presente subrepticiamente a lo largo de todo el episodio, aunque tratada
del modo más delirante) Bizarre concluía con un final muy a la moda de
entonces. Tara y Steed eran accidentalmente lanzados al espacio en un
cohete, ante la azorada mirada de Mother, que luego enfrentando la cámara
se dirigía a la audiencia con una premonición auspiciosa: “Volverán.
Pueden estar seguros”. Pero enseguida caía en la cuenta de que Tara
y Steed ahora quedaban allá arriba “sin vigilar”. ¿Qué harían ambos solos,
navegando en un cohete espacial y con una botella de champagne abierta,
mientras Steed, tras un intercambio de miradas que mucho sugerían, le
decía a Tara que “no había ningún apuro” por volver?
Y así, mientras los románticos del mundo
entero se quedaban pensando si para Steed no habría llegado el momento
que habían estado esperando desde que le fueron asignadas partenaires
femeninas, las luces de los Elstree Studios se fueron apagando una a una,
dejando tras ellas, toda una estela de recuerdos que ya nadie podría olvidar.
“En la fiesta de despedida
en el set, todo el mundo dio divertidos discursos, se emborrachó y estalló
en lágrimas”. Patrick Macnee, “Blind In One Ear”, p. 252
En un momento de esa fiesta en que Patrick
fijó su vista, nublada tanto por el alcohol como por las lágrimas, alcanzó
a divisar a alguien que mucho se parecía a Kate. Era Kate, intentando
nuevamente acercarse a él. Una vez más la reconciliación fue breve y el
malogrado matrimonio que había sido formalizado apenas cuatro años atrás,
acabaría finalmente hecho añicos en la oficina de un abogado de divorcios.
Eran los albores de los años ’70, los que
demostrarían que la historia de Los Vengadores distaba mucho de haber
llegado al último episodio.
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