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Llegan Los Vengadores
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The Show Must Go On... (El Show Debe Seguir)

¿Quién golpea el escudo de Steed?De vuelta al set y a la filmación de los 33 episodios de la sexta temporada, Patrick siguió manifestando un carácter de perros, deseando en todo momento que Di Rigg y no Linda Thorson estuviera a su lado. Tenía a los productores que quería junto a él, las luchas con John Bryce habían pasado a la historia y ahora debía pensar en relajarse y tomar las cosas con un buen chorro de soda.

“... Al principio quería que Linda se fuera. En muchas ocasiones, principalmente debido a mis propios problemas domésticos que me hicieron tan infeliz durante tanto tiempo, yo me burlaba, la desestimaba y era categórico con ella. La mayoría de los directores le habían tomado cariño, --profesionalmente hablando--, mientras que a mí, creo, me consideraban como un dolor en el c.... De hecho no sé cómo Linda me aguantó. ¡Debo haber sido intolerable!" Patrick Macnee, “The Avengers and Me”, p. 104

Por suerte la tensión del principio fue aflojando y poco después el buen Patrick recapacitó y comprendió que Linda Thorson no era ni sería nunca Diana Rigg, sino una chica que se estaba fogueando con un show de dimensiones titánicas, una chica que tenía mucho que aprender y que merecía su estima e incondicional apoyo, como si se tratara de su propia hija. Las cosas comenzaron a marchar mucho mejor desde entonces.

Ante este feliz cambio en su actitud, alguien de la producción por fin se animó a decirle a Patrick, esta vez sin temor a ser dejado knock-out, que esos kilitos de más ya se le estaban notando hasta por encima de su traje de tres piezas. Patrick gruñó, pero se vio obligado a hacerle una visita a un renombrado dietólogo londinense, entre cuyos pacientes se encontraban varios famosos. Como Linda tampoco había llegado al peso requerido, la producción decidió que el turno para el dietólogo debía ser doble. Sólo se salvó Mother, personaje interpretado por Patrick Newell, un caso perdido que hacía temblar la balanza cada vez que sus 130 kg intentaban acomodarse arriba de ella.

Patrick comenzó a sentirse extraordinariamente bien con las pastillitas que le recetó el dietólogo. Se puso increíblemente en línea, le dio un inesperado trabajo a su sastre que continuamente tenía que achicarle los trajes, adquirió una energía que no tenía y ajustó su ritmo de trabajo a la misma velocidad con la que empezó a mover su lengua, porque hablaba a “noventa millas por hora” (sic), un rasgo distintivo que... ¡ay!, persiste en él hasta el día de hoy. Lo que Patrick entonces no sabía, era que se estaba tomando una de las anfetaminas más poderosas que existían en esa época, que no podían ser vendidas sin receta médica y que a la larga serían prohibidas por el British Medical Council.

Pero la temporada Tara King seguía adelante, con sus botellas de champagne y con sus particularidades que bastante la distinguían de cualquiera de las épocas anteriores, particularidades que dicho sea de paso, se iban adecuando a los tiempos que corrían y a las imposiciones que llegaban de los socios del otro lado del Atlántico.

Era el año 1968 y todo había sucedido tan vertiginosamente rápido en esa década, que lo acontecido en 1961, en el preciso nacimiento de , ya parecía obsoleto. Esta vez nadie se persignaba por que una chica soltera de 20 años se viera en continua compañía de un señor maduro que podría ser su padre. Como dice Patrick en su libro “The Avengers and Me”: ”... Todavía no había ninguna insinuación de que Tara y Steed durmieran juntos. Eso se dejaba para la mente de cada uno. A lo mejor lo hacían, a lo mejor no. El televidente debía decidir por sí mismo si, habiendo pasado la noche en el departamento de Steed, el honor de Tara aún seguía intacto”.

También, salvo por los primeros episodios, había dejado de funcionar la premisa de que Steed debía tratar de “usted” a su partenaire, llamándola formalmente “Miss King”. Ahora ella era “Tara” para todo el mundo y tampoco nadie, como era de esperar, se vio escandalizado por eso.

Sin embargo había un detalle con el cual Patrick se sintió molesto desde el vamos: la inclusión del personaje Mother, personificado por su tocayo Patrick Newell, el corpulento que ya todos habían apreciado, en otros papeles, en dos episodios de Emma: Town of No Return y Something Nasty in the Nursery. A pesar de llevarse muy bien con Newell, a Patrick jamás le gustó que Steed tuviera que reportarse ante un superior y tomar órdenes de éste.

Si bien desde el mismo comienzo de la serie, Steed había tenido si no un jefe, al menos alguien con supuesta autoridad gubernamental, que le encomendaba una determinada asignación o a quien se reportaba muy de vez en cuando (“One-Ten”, “One-Twelve” y similares) estas sesiones eran sumamente breves y esporádicas. En las épocas de Emma nunca había quedado suficientemente aclarado quién o qué era el “Ministerio” para el cual la pareja decía trabajar ni quién era el que los “necesitaba” en cada asignación. Steed y Emma eran agentes que trabajaban a cara limpia, sin emplear alias de ningún tipo y parecían ser los propios jefes de cada una de sus misiones.

Sin embargo esa independencia laboral de la que gozaba Steed se había terminado abruptamente con la llegada de Tara King, trayendo consigo a ese personaje “Mother” (Madre), que incluso había decidido que ella reemplazaría a Mrs Peel. “Me envía ‘Mother’”, le diría Tara al triste Steed (Patrick, mejor dicho) en cuanto se le aparece en su departamento sobre el final de The Forget-Me-Knot. Aunque no aparecería en todos los episodios de la serie Tara King, de ahí en más el personaje de Mother se fortalecería, tanto como para tener una asistente muda (la voluptuosa Rhonda, casi tan alta como Steed) y como para haber sido el personaje central del insípido episodio Homicide And Old Lace, reflotado gracias al metraje remanente del episodio de Bryce “The Great Great Britain Crime”, cuyo original Fennelll y Clemens casi tiran a la basura.

No sólo eso; también el personaje de Mother había sido perfilado de la forma más delirante posible, confinándolo a una silla de ruedas, rodeándolo de teléfonos multicolores que sonaban continuamente y además de su asistente Rhonda, concediéndole una serie de estrambóticas oficinas rodeadas eso sí, de la máxima seguridad. Esas oficinas podían localizarse dentro de un castillo, o de uno de los clásicos ómnibus londinenses de dos pisos, o ¡hasta en el medio de una colosal pileta de natación! La imaginación daba para cualquier cosa. Parecía ser que se había dotado de más extravagancia a Mother que al Steed de Tara...

Al igual que sus predecesoras, Tara era una ágil luchadora de singular destreza, luciendo un vestuario multicolor surtido y diverso, que podía incluir tanto ropas sueltas como minifaldas y shorts, es decir, bien acorde a la época.

Linda había adoptado un enfoque diferente de Tara hacia Steed, que posiblemente haya sido el causante del incipiente rechazo de buena parte del público (en particular, ese público fervientemente seguidor de Mrs Peel) hacia su personaje: actuaba como si realmente sintiera un gran afecto por él, más que eso, como si él fuera su “caballero de la armadura brillante”.

“... Yo la consideraba vulnerable a Tara, muy joven y muy unida a Steed, alguien que había escogido una profesión muy ruda. Una persona que en una emergencia podía ser de acero, pero con un gran sentimiento por la gente y por los enemigos. Estaba muy enamorada de Steed y sin duda hubiera muerto por él”. Linda Thorson, “An O.T.T.A. Souvernir Special” magazine. Abril 1986.

a página 11, El Diablo Mete La Cuchara

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