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escribe Terylene
Excelente modo de poner punto final
(de acuerdo al orden de transmisión original) a la trilogía
de episodios que durante la segunda temporada de Los Nuevos Vengadores
estuvieron enfocados a explorar el costado afectivo de Steed y Purdey.
"Dead Men Are Dangerous," "Obsession" y "Hostage"
permanecerán como las últimas grandes creaciones Avengers
del inagotable Clemens y "Hostage" en particular, como el epitafio
de un dueto de figuras icónicas que durante tantos años
nos regalaron lo mejor de Los Vengadores: Brian Clemens-Sidney Hayers.
Tal como ocurriera en "Angels Of Death"
y "Medium Rare," en este episodio la audiencia tiene la oportunidad
de echarle un vistazo bien de cerca a lo que es el Ministerio, sus agentes
y autoridades, comprobando de paso, que la presencia de traidores en el
mismo parecía ser un problema de fondo que escapaba de todo pronóstico,
a pesar de las medidas de seguridad que imperaban en el establecimiento.
Esta vez Spelman, "la manzana podrida del Departamento"
(es evidente que el rostro aniñado de Simon Oates jamás
le impidió personificar a simpáticos villanos sin
contar a Steed, en la versión teatral de Los Vengadores) pasea
con total impunidad por los pasillos del Ministerio, embaucando no sólo
a su superior McKay, sino también a Steed, Gambit y al principio,
al propio público.
Al margen de una historia que en sí
no es mayormente novedosa y de un sólido soporte actoral por parte
de las figuras invitadas, lo interesante de "Hostage" es el
tratamiento que se les otorga a cada uno de los Vengadores y el sondeo
de las interrelaciones que fluyen dentro del terceto. Con toda su razón,
Gambit se muestra reticente a aceptar la presunta culpabilidad de Steed;
mas tiene cumplir con su deber y entregar a Steed incluso por la fuerza,
si fuere necesario. La escena es peculiar: Gambit apuntándole a
Steed con un revólver, Steed obligado por los captores de
Purdey a mantener su boca cerrada rogando por otra oportunidad y
finalmente confesándole a Gambit el motivo de su extraño
proceder. "Lo que faltaba," protesta Gambit, "Usar
a Purdey en mi contra." Sin embargo, en el inevitable desenlace
de la situación, a nadie le quedan dudas de quién de los
dos saldrá victorioso. "Te lo advertí. Jamás
hago una pelea limpia," concluye Steed, camuflando con elegantes
palabras su certero golpe bajo (bien bajo) que acaba de poner a Gambit
totalmente fuera de combate. Y no supongamos que Steed no se quedaría
con la sangre en el ojo ante el proceder de Gambit--al final del episodio
se cobrará una venganza a su modo por semejante "desacato"
del joven agente.
Ni hablar del afecto recíproco Purdey-Steed.
Secuestrada a la Tara King, olfateando un pañuelo impregnado en
cloroformo y una vez enterada de lo que los captores pretenden de Steed,
Purdey no hace más que defender la lealtad del agente secreto británico
más respetado, aduciendo que Steed jamás será capaz
de vender secretos al enemigo. Sin embargo Steed lo haría... a
su manera, eso sí. Al principio, uno percibe una extraña
contraposición con el personaje irreverente de bombín y
paraguas que conocimos en las épocas de Cathy Gale, aunque su premisa
de antaño parece quedar intacta: "el fin justifica los
medios." Esta vez el público parece creer que Steed no
tenía intenciones de proteger a su país, sino más
bien a su socia, contra viento y marea. Por ella deja plantada a su amiga
Suzy, se rebaja a esconder 5.000 libras en un contenedor de basura, equipa
su bombín con un revólver y un atado de petardos para utilizar
en el momento correcto y por sobre todo, se dedica a fotografiar secretamente
los planes de ataque aliado. Cuando el caso queda resuelto, Purdey le
pregunta si realmente iba a entregar esa documentación a los traidores.
"Estos son sólo papeles," contesta Steed. "Vos
sos Purdey." Como no podía ser de otra manera, Purdey
agradece con un beso.
Ahora bien. ¿Alguien pensó
en algún momento que Steed hubiera traicionado su país y
su honor revelando información confidencial verdadera? Después
de todo, ¿era realmente información confidencial lo que
él estaba manejando? ¿O más bien le estaba haciendo
el jueguito al traidor?
A lo largo de la serie, en ciertas ocasiones
hemos visto a Steed en situaciones aparentemente insalvables ("The
Nutshell," "The Wringer," "The Forget-Me-Knot"
y otras) o bien evidenciando una ligera sospecha de traición en
sus maniobras. No obstante... ¿alguna vez hizo algo concreto que
pudiera dañar irreparablemente su reputación de patriota
leal? Hmmm... si así fue, sería interesante que alguien
nos lo hiciera saber.
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