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escribe Mackidockie
Este debe ser el único episodio
de la serie que cuenta con dos bandos tan parejos de "amor incondicional"
u "odio absoluto" hacia su tan particular trama. Y muchos de los que componen
el primer grupo, originalmente pertenecían al segundo, siendo éste mi
caso (o sea que nos pasamos de bando... ¡en el buen sentido, che!).
Todo se inicia cuando el actor estrella
de Von Schnerck (Z.Z. pa' los íntimos), que no es otro que Stewart Kirby,
un super -galán de la década pasada (por lo visto, que se yo) sigue
a Emma para fotografiarla y raptarla, una vez que es considerada "absolutamente
perfecta" para el papel (perdón, ¿qué papel?). De ahí en más se inicia
la travesía de Emma por los diversos escenarios montados para la filmación,
desde una réplica exacta de su departamento (¡qué chispa la de Brian
Clemens a esta altura!), pasando por su boda-funeral, una pelea con
Kirby en el lejano Oeste, una balacera en plena Primera Guerra Mundial,
y un ataque de "cara pálida Kirby". Saliendo airosa de todos estos "encuentros
altamente peligrosos" Emma finalmente encuentra la forma de salir del
estudio, pero como la cerca que lo rodea se encuentra electrificada,
le pide ayuda a un policía, que resulta ser un extra ya retirado rememorando
viejas épocas. Su gran fanatismo hacia Kirby lo lleva a sucumbir ante
el frío metal de su metralleta de gángster (moraleja: no tengan ídolos,
jejeje).
De vuelta en el rancho, Steed (¿se pensaron
que no iba a aparecer?) reconoce la voz del mensaje que llevó a Emma
al estudio como la de Kirby. Una vez en la escena del crimen encuentra
a Emma "Garbo" atada a una plataforma que se mueve lentamente hacia
una sierra circular. Dejando fuera de combate a Kirby y a Z.Z., Steed,
como buen héroe romántico y con su último respiro, salva a la damisela
Emma de las garras de la sierra, y ella agradecida ... le rompe una
silla en la cabeza (¿no me digan que esperaban el característico beso?.
No, acá somos así).
La primera vez que pude ver este episodio
me aburrí bastante, pero como era el primero que veía en mi vida y no
sabía absolutamente nada sobre la trama de la serie, era totalmente comprensible.
¡Solamente a mí se me ocurre empezar con semejante episodio!. La segunda
vez que me senté a verlo, ya convertida en toda una profesional en la
materia (¡puf!) la cosa cambió. Sí, está bien, estoy de acuerdo en que
quizás el guión no esté a la altura de lo que nos suele ofrecer el amigo
Clemens, y que las actuaciones de Diana Rigg y Patrick Macnee no atrapan
mucho que digamos, pero siempre podemos contar con la ayuda invalorable
de los actores invitados. En esta oportunidad son Peter Wyngarde, Isa
Miranda y Kenneth J. Warren los artífices del milagro, ofreciéndonos brillantes
interpretaciones de unos actores y un director no sólo malos, sino también
acabados. Y que digan lo que quieran, pero como fanática de Diana Rigg
no puedo menos que aplaudir su incansable habilidad para sacarse de encima
al pesado de Kirby. En resumen, para mirar mientras uno tiene el cerebro
ocupado en otra cosa.
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