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escribe Mackidockie
Cincuenta minutos de futurismo en este episodio plagado de robots,
de los grandes que hacen daño y de los chiquitos que entretienen
a los niños. Una vez establecido que los empresarios asesinados
recibieron un golpe de karate como saludo mortal, Emma y Steed dividen
sus esfuerzos. Esperando encontrar alguna pista que la guíe al
asesino, Emma concurre a una escuela de karate, mientras Steed visita
a Mr.Tusamo de Corporaciones Hirachi, la empresa creadora del tan deseado
sistema de circuito, y al mejor estilo "Misión Imposible"
Steed logra fotografiar la lista de interesados en el sistema con una
pequeña camarita incluida en su paraguas. ¡Barney Collier,
muérete de envidia!
Investigando a los únicos dos empresarios de la lista que continúan
con vida, tanto Emma como Steed se topan con posibles responsables del
"empresaricidio" (¡miren la palabra que me vine a inventar!).El
Dr.Armstrong cae en las manos del "Steed periodista", revelando
ser una persona dispuesta a reemplazar a las personas por máquinas
en casi todo.
Pensando que Steed es un rival en su intención de obtener el sistema
de circuito, Armstrong concluye la entrevista,no sin antes obsequiarle
una lapicera de tinta en señal de "afecto". Dicha lapicera
cae en manos de Emma, una vez que Steed decide hacerle otra visita a Armstrong
al morir Jephcott, el último empresario deseoso de obtener el sistema.
En ese momento se genera una de las escenas más tensas del episodio,
con el Cibernauta asesino a cada segundo más cerca de la casa de
Emma, y Steed atado de manos para avisarle del peligro.
Por suerte, Emma, impaciente como siempre, decide ir a buscar a Steed,
guiando de esa manera al Cibernauta de vuelta a su "hogar",
para que así Steed pueda arreglarle una peleita con otro Cibernauta,
empleado de la companía, y de paso enviar a Armstrong al otro mundo...
seguramente rodeado de ángeles metálicos... ¿o serán
demonios?...
La idea central desarrollada en este episodio es la de un mundo dominado
por computadoras, y lo positivo y negativo que ello implica. Además,
aprendemos algo de japonés, y nos entusiasmamos con Emma y su destreza
para el karate. Sufrimos junto a Steed al no poder alertar a Emma del
peligro que corre, para luego sentir junto a él que estamos mejor
como estamos usando un lápiz en vez de una lapicera. ¿Qué
más le podemos pedir a nuestro dúo dinámico?
escribe Pablo Alonso
Fascismo electrónico. Esa es la ambición de la diabolical
mastermind de turno, Dr. Armstrong, un villano de nivel interpretado por
Michael "Alfred" Gough. Esta es la segunda historia escrita
por Philip Levene en ser filmada, y aquí se ve claramente el gusto
por la sci-fi que continuaría utilizando en futuras historias.
Inteligentemente, el plot abre dos puntas en cuanto a sospechosos
para luego cancelar una con la muerte de Jephcott, experto karateka, y
posiblemente el principal sospechoso la primera vez que el episodio se
emitió. Los conceptos sobre electrónica también se
han sostenido con el tiempo (todo es/será más pequeño
y más rápido). Es muy interesante el uso de música
clásica brevemente para un pasaje de violencia, al mejor estilo
Kubrick, o luego McGoohan o Tarantino.
Hay un par de cosas que no cierran en cuanto al funcionamiento del amigo
Roger. Si él está atraído por las lapiceras que tiene
que destruir, ¿qué necesidad tiene de matar a su dueño,
si no la lleva encima? Okey, podemos decir que el tecnócrata Armstrong
lo programó para matar al que se encuentre más cerca de
ellas o algo así, pero lo que no se explica es por qué Roger
entra al departamento de Steed, y comienza a destrozarlo, una vez que
Emma ya se fue llevando la lapicera.
En el plano de la dirección de Sidney Hayers, quién realizaría
un gran trabajo en otros episodios, se echa en falta mostrar a Roger,
cuando Steed lo encuentra por primera vez, con un plano más interesante.
La pelea de karate de Emma con Oyuka es un poco corta de intensidad para
ese tipo de pruebas, también. A pesar de todo esto, el episodio
se ha ganado merecidamente el mote de clásico.
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