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escribe Terylene
Hasta poco tiempo atrás,
cualquiera hubiera esbozado una sonrisa ante el inocente disparate que
plantea esta historia, meneando su cabeza por las ocurrencias de los prolíficos
guionistas que se movieron dentro del entorno de Avengerland. Aceptar
que se podía colapsar y finalmente morir tras abrir un sobre sin
remitente dirigido a determinado destinatario, parecía tan inverosímil
como ahogarse en un campo llano, bajo una lluvia torrencial. Sin embargo,
no es novedoso que la realidad supere la fantasía, ni tampoco que
Los Vengadores haya estado adelantada a su tiempo. Hoy por hoy, los hechos
que acontecen más allá de Avengerland y más acá
del mundo real, no son un calco del guión de Jeremy Burnham...
pero se acercan bastante. Y lo que en 1968 pudo ser una quimera, ya en
el siglo XXI ha dejado de serlo.
No es nuestro propósito, sin embargo,
ni el momento ni el lugar, de filosofar sobre los latentes peligros de
la guerra bacteriológica, sino de esbozar un breve comentario sobre
"You'll Catch Your Death," episodio número 132 de Los
Vengadores. No podemos asegurar si por casualidad o vago presagio, este
episodio fue el que mayor audiencia convocó en Gran Bretaña
en 1968 y de hecho en su momento integró la lista de los más
vistos en todo el historial de Los Vengadores. Obviamente, no hay razón
para semejante cifra de audiencia, pero sí para permitirnos elevar
"You'll Catch Your Death" a una categoría bastante superior
a la que hoy ha sido degradado por muchos fans. Es cierto que hay varios
clichés en esta historia, signo del agotamiento que comenzaba a
deslucir la otrora originalidad de los guiones de Los Vengadores. Pero
también existen muchos elementos interesantes que merecen ser apreciados.
La compenetración Tara-Steed es
sólida, muy distante de la de las primeras épocas. Por fin
se los ve integrados y por fin Tara--aunque no elude a sus captores, siempre
listos con el cloroformo a mano--es capaz de desenvolverse por sus propios
medios, liberándose de su confinamiento de modo tan resuelto como
astuto (más adelante retomaremos este punto). El coronel Timothy
es un viejo delirante que obliga a vacunar a todos los visitantes de su
casa, incluido Steed, y que al final pelea con los malos con su uniforme
y casco de combate. El reducto de Mother, esta vez es lo más arduo
de discernir. ¿De qué se trata? ¿De un gimnasio?
¿De un galpón abandonado? ¿Qué significan
esas escaleras multicolores y el "pozo" cuadrado que ni siquiera
puede llamarse pileta de natación? ¿Y Rhonda convidando
a Steed y a Mother con un helado cucurucho en lugar de un whisky o brandy?
Rarezas, claro.
Al igual que muchos otros episodios, "You'll
Catch Your Death" presenta sus curiosidades dignas de comentario.
Como muchos fans han apuntado, es notable comprobar cómo estos
ingeniosos virus sólo afectan al destinatario del sobre y no a
todos los que corren a socorrerlo. Como contrapunto, Steed abre su sobre
portando una máscara antigás y luego provee al visitante
Dr Fawcett con otra similar. ¿Error de continuidad? Quizás.
Por otra parte, el modo en el que Tara escapa de su prisión muestra
un razonamiento inteligente. Cuando revisa el armario de su celda, encuentra
dos frascos: clorato de potasio y éter. Enseguida recuerda que
el primero explota por contacto (lo cual, bajo determinadas circunstancias
es verdad) y lo combina con éter para preparar una mezcla explosiva.
¡Muy bien! Sin embargo desde el punto de vista estrictamente químico,
tenemos ciertas reservas respecto de la etiqueta del frasco de clorato
de potasio, en la que puede leerse claramente "Allow to dissolve
slowly in the mouth" ("Déjese disolver lentamente en
la boca"). Hmmm... Uno asume que esto es clorato de potasio puro;
sabiendo que esta nociva sustancia es hoy empleada principalmente en tinturas,
impresión, fósforos, análisis químicos, explosivos
y pirotecnia y es definida como un "veneno irritante," ¿pensaríamos
en probar qué sabor tiene? Aún cuando se han reportado usos
medicinales del clorato de potasio a comienzos del siglo XX, este es nuestro
consejo: si su intención es llevarse a la boca pastillitas de clorato
de potasio puro, ¡consulte primero a su farmacéutico! Tal
vez Mr Burnham hubiera tenido que elegir una sustancia menos controvertida...
¡pero entonces Tara no hubiera podido hacer su química!
No importa; estos son detalles que no hacen totalmente a la cuestión.
Por suerte, y para quien escribe, el episodio en general sale bien airoso
de la mesa examinadora. No se necesita demasiado empeño para comprobar
que es un excelente entretenimiento.
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