Intermedio Reflexivo
(También Inevitable)
a) Arte: ¿Transformación O Quietud?
b) La Televisión ¿Es Arte?
c) Hipótesis Varias
Steed Se Convierte En Un Icono Británico
Tara Es Atrapada Comiendo Una Sopa Campbell!
a) Arte: ¿Transformación O Quietud?
Uno
de los mayores desafíos que enfrenta un artista, individualmente o en
grupo, es lograr la aprobación del público masivo frente a los inevitables
cambios y transformaciones que atraviesa su obra con el correr del tiempo.
La creación artística es siempre una fuerza indómita, que no puede encorsetarse
en parámetros ajenos a su propia dinámica creadora. Y es precisamente
en esta fidelidad a su propia vorágine originaria donde residen su vigencia
y poder de comunicación.
Sin embargo y por alguna extraña razón
que dejaremos en mano de los psicólogos, los gustos del público suelen
ser más conservadores que las inquietas potencias creadoras. Para los
puristas, el artista ideal es aquél cuya obra se mantiene inalterable,
estilísticamente hablando, a lo largo de los años. Si hay algo que abunda
en la historia del arte y del mundo del espectáculo, son estos desencuentros
permanentes entre público y artistas: músicos que han tenido que resignarse
a vivir bajo la sombra de una obra aparentemente "insuperable"
concebida a edad temprana; bandas que sufrieron la desaprobación frente
al ingreso de nuevos integrantes o al reemplazo de otros anteriores;
cineastas acusados de traidores por haber "abandonado" un
género en el cual se los encasillaba con facilidad; programas de televisión
condenados al destierro simplemente por haber cambiado su fórmula de
éxito habitual.
Obviamente y aún cuando la transformación
sea algo inherente a la creación artística, no puede argumentarse que
el sólo hecho de cambiar garantice calidad o buenos resultados artísticos.
Pero tampoco puede afirmarse lo contrario. Lo que ocurre con mayor frecuencia
es que el público es renuente a los cambios porque adaptarse a ellos
presupone también una instancia de modificación personal. Es esta irritabilidad
frente a lo nuevo y la incomodidad que conlleva esta adaptación en el
propio espectador, lo que muchas veces genera un rechazo hacia los cambios,
a priori de toda otra consideración posible. Siempre es más fácil condenar
que cambiar. Y los profundos cambios experimentados por Los Vengadores
en su sexta edición no pudieron evitar este designio.
La serie, además, no sólo estaba cambiando
como producto de una dinámica interna, sino por un movimiento adicional
que se estaba generando también fuera de ella, a toda hora y en todas
partes. Por cientos de motivos -políticos y socio-culturales- cuya exposicion
excedería largamente el alcance de este artículo, 1968 comenzó a configurar
lo que poco después John Lennon resumiría genialmente en su "dream
is over". El mundo entero se despedía de la edad de la inocencia
y el límpido paisaje onírico de Los Vengadores empezaba a experimentar
por primera vez las inquietudes de una pesadilla.
Si bien los años nos dieron la posibilidad
de extender la visión y cubrir la serie de manera global, señalando
con mayor precisión sus errores y aciertos, el rechazo hacia los cambios,
la ausencia de referenciales conocidos, el desconcierto general y la
incertidumbre frente al futuro fueron los principales escollos a superar
por la nueva pareja vengadora de Steed y Miss King, tanto dentro como
fuera del set, en una suerte de parábola de ese mundo exterior que la
serie se jactó siempre de ignorar por completo. Lamentablemente, su
temeridad sería insuficiente para conjurar los temores desatados. El
miedo inmoviliza y sin dinamismo el arte se marchita.
Pero sigamos un poco adelante para intentar
comprender mejor la génesis de esta parálisis creativa...
|