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SANDERS, George
Actor americano (1906-1972) de origen ruso,
nacido en San Petesburgo.
Dave
Rogers comenta que cuando Sydney Newman, uno de los artífices de
Los Vengadores, pensó en Patrick Macnee para el papel de John Steed
(dando así uno de los pasos decisivos para la creación del
mito), le ofreció el trabajo con estas palabras textuales: "Es
un personaje a lo George Sanders. Estarías perfecto en ese papel".
La referencia a Sanders no es casual ni
absurda, en la medida en que el citado actor, uno de los mejores secundarios
del cine americano (pocas veces le tocó hacer de protagonista,
y nunca se lució en esos casos tanto como en sus inolvidables roles
de apoyo), implantó un modelo de personaje recurrente caracterizado
por su clase, su refinamiento, su dandysmo, su ironía y su afilada
lengua, aspectos que comparte con John Steed, aunque a Sanders le tocó
encarnar en más de una ocasión a villanos sin escrúpulos,
pero eso sí, con un estilo y una elegancia muy británicos
(al fin y al cabo sus padres lo eran, pese a estar instalados en Rusia).
Sus malvados de "Moonfleet" (1955)
o la portentosa "Man Hunt" (1941), ambas al servicio de Fritz
Lang (uno de los directores que más apreciaba su talento), son
ya antológicos e inolvidables, aunque sus arribistas de "Rebeca"
(Alfred Hitchcock, 1940) o "El Fantasma y la Señora Muir"
(Joseph L. Mankiewicz, 1947) tampoco tienen desperdicio, como era de esperar
en un actor que bautizó su autobiografía con el expresivo
título de "Memorias de un Sinvergüenza Profesional".
Quizá por eso se sintió perdido durante el rodaje de un
film de culto entre la intelectualidad cinéfila (y mortalmente
aburrido) como "Viaggio in Italia" (1953), de Roberto Rossellini,
en un papel opuesto a su sentido del refinamiento, la agudeza verbal y
la elegancia, y quizá por ello Sanders brilló a su mayor
altura en la clásica "All About Eve" (Joseph L. Mankiewicz,
1950), en dónde encarnó el papel del cínico crítico
teatral Addison DeWitt, que le proporcionó un Oscar y que era quizá
el personaje en el que Newman pensó a la hora de efectuar su asociación
con John Steed (al menos con el de los episodios iniciales, menos burlescos
y humorísticos).
Desconozco si Sanders fue consciente alguna
vez de su influencia indirecta sobre la concepción de uno de los
personajes más míticos de la Historia de la TV. Espero que
llegara a saberlo, aunque eso probablemente no hubiera limitado el hastío
que le llevó tristemente a poner fin a su vida en 1972, suicidándose
con una sobredosis de barbitúricos en un hotel de España,
no sin antes dejar una nota cínica y despectiva de despedida al
mundo. Genio y figura. |