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escribe Mackidockie
Este es sin duda alguna el episodio
menos recordado de esta temporada, y no precisamente por tocar temas
aburridos, sino por tratar cuestiones interesantes de forma aburrida
y mediocre. ¡Sniff, sniff! Steed y Emma, al mejor estilo Mulder y Scully,
son convocados para investigar los rumores de la aparición de un fantasma,
siendo un alegre borrachín el testigo de dicho acontecimiento. Lo curioso
es que al día siguiente, sobornado con unos dineros destinados a saciar
su vicio de caña quemada, este creyente de los espíritus atribuye su
visión a un estado de extrema ebriedad. Con la intención de rondar un
poco por la zona y averiguar que está ocurriendo realmente, Steed pide
permiso para cazar pero le es negado por Masgard, la mano derecha del
16to. Duque de Benedict, Geoffrey, quien se convirtió en el Duque regente
al morir su primo Rupert en un accidente minero. Esto quiere decir que
algo están ocultando, y eso es más que suficiente para poner a Steed
en alerta. Ante la repentina y violenta muerte de Spencer, el investigador
no-creyente, Emma y Mandy, la investigadora creyente, montan guardia
en la capilla donde Spencer halló tan cruel destino. De repente a Emma
se la traga la tierra, o mejor dicho, el fantasma se la lleva de shopping.
En busca de su damisela, Steed decide bajar a la misteriosa mina, acompañado
por la generosa Mandy.
Una vez allí, Steed, alias Indiana Jones,
descubre un pasadizo que conduce a una ciudad subterránea, entre cuyos
habitantes se encuentra Rupert, pero antes de que pueda reaccionar es
detenido por Mandy a punta de pistola. En otra sección de la ciudad,
Masgard revela a Emma las intenciones de su país de bombardear Gran
Bretaña y repoblarla con su gente, quienes a la espera de que esto ocurra
se refugiaran en dicha ciudad subterránea. Todo se pinchó con la salida
de Rupert a la superficie .... ahhh, ¡pero, entonces los fantasmas no
existen! Por su intromisión tanto Steed como Emma serán fusilados, pero
no sin que antes Steed cancele su leche ... bañada en whisky, por supuesto.
Pero sacando fuerza de no sé donde, Emma reduce a Masgard, a un guardia
y a Mandy, y para evitar el fusilamiento de Steed procede a deshacerse
de todos sus verdugos. Su premio: un beso en la mejilla de su eterno
admirador. Junto a Rupert y los demás prisioneros, ambos escapan, inhabilitando
a su paso el ascensor y haciendo irónicamente del refugio un trampa
mortal.
Temas tan interesantes como la invasión
de otro país (tratado anteriormente con éxito en "The Town of No Return")
y los fenómenos paranormales, son aquí desperdiciados en un episodio que
poco ofrece en su guión, en sus escenarios poco tétricos y para nada misteriosos,
en su ciudad subterránea llena de esclavos demasiado alegres. Lo único
rescatable es la graciosa tranquilidad de Steed ante su inminente muerte,
muy seguro de que Emma llegará a salvarlo (¡al fin un hombre que confía
en una mujer!) y esa oportuna y poco creíble aparición de Emma al mejor
estilo Rambo (¡no puede ser que mi querida Emma tenga semejante instinto
asesino!). Un episodio para mirar una vez y guardarlo en la memoria...
al fondo, muy al fondo...
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