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escribe Terylene
Es francamente un privilegio poder
apreciar Los Vengadores en una época en que la fantasía,
el encanto y la sofisticación aún estaban muy lejos de entrar
en escena y las socias de Steed no existían ni siquiera en los
sueños de los creadores Newman y White. Eran estas las épocas
del neto policial-espionaje, llevado adelante por el médico bonachón
y el espía licencioso, aunque este espía, ya con su paraguas
y bombín a cuestas, todavía fuera el eterno "segundo"
en el reparto estelar.
Ambientada en los típicos escenarios
que luego nos serían tan familiares, "The Frighteners"
de hecho no difiere mayormente de las épocas de Mrs Gale en lo
que se refiere a música, sonido, decorados, peleas pobremente fotografiadas
y breves tomas de las calles londinenses. El videotape hacía lo
que podía y todo el resto, sin duda, descansaba en los guiones
y en la interpretación de los actores.
No es necesario, a esta altura, hablar
exhaustivamente del desempeño de Patrick Macnee cuando para muchos,
Steed es el ícono por excelencia de Los Vengadores. Sólo
basta apuntar que su participación en el show merecía un
renglón aparte ya en 1961 y que su total competencia para permanecer
en los sets durante los años subsiguientes, si las circunstancias
lo requerían, estaba cantada desde el vamos. Las líneas
de diálogo más ingeniosas y punzantes, ya correspondían
a su libreto: "Sufro de la ineptitud de la educación en
una escuela privada" dice Steed cuando entra por la fuerza en
el almacén donde se escondía el "cuartel" de la
banda criminal. Y claro, no sólo que para discutir el caso convoca
a su socio en un taxi, sino que termina el episodio con alcohol, aunque
esta vez se trate de un brandy con soda...
De hecho Ian Hendry no se queda atrás.
Con su hablar suave y sin estridencias, quizás monótono
por momentos, el Dr Keel demuestra que su trabajo de detective o espía
(según el caso) le gusta tanto como la medicina. Y que puede usar
métodos extorsivos con una hipodérmica que lo que menos
tiene adentro es ácido clorhídrico, o mintiéndole
a un paciente matón asegurándole que tiene roto el cuello
para sacarle información; lo que indica que él también
hace alarde de "su" técnica. Lejos de su actuación
en "To Catch A Rat" de Los Nuevos Vengadores, la que pintaba
a un hombre cansado y amnésico, Ian Hendry compone un Dr Keel que
nos deja con ganas de seguir mirando más de sus episodios. Lástima
que la realidad no pueda complacernos por el momento. Pero una cosa en
segura: Keel y Steed conforman un gran par, que obviamente no tendría
el glamour de las épocas de Steed y sus chicas en los años
por venir, pero que sí parece hacer de ambos una perfecta pareja
masculina al estilo de Yo Soy Espía, Jim West o Dos Tipos Audaces.
Notable es que en la etapa Keel, los preceptos
que habrían de caracterizar el 90% de los episodios de las temporadas
siguientes (particularmente Peel y Tara King) no se cumplían al
pie de la letra--o posiblemente aún no estaban establecidos. Porque
"The Frighteners" nos muestra despreocupadamente un policía
y un negro, este último, incluso, trabajando de informante para
Steed. Las actuaciones del elenco también son dignas de alabanzas
en este episodio a las claras bien ensayado y dirigido, sin esos pequeños
"bloopers" que veríamos más adelante durante la
era Cathy Gale. (Paréntesis: "bloopers" son los que comete
la emisora local, con sus clásicos errores
de traducción). Y es precisamente "The Frighteners"
uno de los episodios donde la secretaria del Dr Keel, personificada por
Ingrid Hafner, hace su aparición en un rol de frecuente participación
en esta temporada.
Pieza de colección para los verdaderos
devotos de la serie, "The Frighteners" es una excelente propuesta
para sumergirnos en ese misterioso mundo del Dr Keel y al menos conocerlo
aunque sólo sea por 50 minutos. Sin magia, sin colores, sin Avengerland...
pero con su propio brillo.
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