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The New Avengers (Los Nuevos Vengadores)
“Mr
Steed... You’re Needed” (Again)
Un nuevo ofrecimiento para hacer teatro
en Inglaterra le llegó a Patrick a mediados de 1975 y esta vez rapidito
para decir que sí, se embarcó nuevamente hacia su tierra, sin saber que
allí mismo, mientras trabajaba y se extasiaba con las bellezas de su país
que nunca había apreciado enteramente, recibiría una propuesta con la
que ni había soñado.
Todo vino por el lado de los franceses,
que aún adoraban a “Chapeau Melon et Bottles de Cuir” (tal como se conocen
Los Vengadores en Francia) y suspiraban sin remedio por la dulce Linda
Thorson, que a esta altura ya tenía 28 años. Un sagaz productor llamado
Rudolf Roffi quería que Tara y Steed se unieran en un comercial televisivo
para una marca francesa de champagne. Ambos aceptaron, filmaron en los
Elstree Studios de Londres, recordaron viejos tiempos, se llenaron bien
los bolsillos y cada cual siguió con lo suyo.
No obstante Roffi no se quedaría satisfecho.
Patrick se creyó que lo estaba cargando cuando este perspicaz empresario
que por cierto nadaba en francos franceses de muy alta denominación, inició
este inesperado diálogo:
— Patríck, tengo la plagta paga volveg
a filgmar “Chapeau Melon et Bottles de Cuir”. ¿Quég te pageze si lo hablagmos?
— ¿¿¿Vos querés que yo lo haga en francés???
— Nog. Eng anglais ¿Cuángdo empegzamos?
— Hmmm...
— ¿Cómo digigte?
— ¡¡¡#Æ#§!!!
Y con estas “palabritas” de Patrick, se
había acabado el diálogo. Fiel al refrán “Nunca las segundas partes fueron
buenas”, Pat quería preservar su John Steed a toda costa. Poniendo la
propuesta en el mismo rincón de su cabeza donde había archivado las épocas
de “Uncle” Evelyn, Rooksnest y Eton, se fue a Canadá para seguir trabajando
en teatro.
Pero la persecución continuó y Roffi hizo
contacto con los viejos papis Albert Fennelll y Brian Clemens. Para hacerla
corta, el resultado terminó en un nuevo refrán: “Tanto va el cántaro a
la fuente, que al final vuelve lleno”.
A Patrick le ofrecieron 2.000 libras semanales
(hoy serían unos 3.200 dólares) y un 5% de las ganancias con tal de que
volviera a Inglaterra y comenzara una serie de 26 episodios de la nueva
versión de Los Vengadores. Devorado por la curiosidad al enterarse que
Fennelll y Clemens ya estaban envueltos en el asunto, pero aún incrédulo,
Pat pidió que le mandaran un guión de esta nueva serie. Nunca se lo mandaron.
Aún fiel a lo que siempre fue su vida y sin aguantar más su ansiedad creciente,
se tomó un avión a Londres. Su hija Jenny fue con él.
Sin embargo, el entusiasmo de Patrick distaba
de ser frenético cuando en los Pinewood Studios de Londres comenzaron
los últimos retoques para poner esta nueva versión en el aire. Clemens
se había dado cuenta de que a esta altura Patrick ya pisaba los 54 años,
sus cabellos aún oscuros ya mostraban implacables reflejos plateados,
su figura otra vez evidenciaba un notorio exceso de peso y el conjunto
no ofrecía de hecho la misma imagen del John Steed de los años ’60. Era
indiscutible que este nuevo Steed tendría como siempre, una partenaire
femenina, pero... ¿sería capaz de manejar todas las situaciones como lo
había hecho hasta 6 largos años atrás? Clemens fue rápido y decidió asignar
a la pareja un nuevo y joven asistente masculino que tendría a su cargo
todas las escenas de acción.
Así, con estas pautas y con un respaldo
económico constituido entre capitales franceses, ingleses y canadienses,
el formato de la serie, que ahora pasaría a llamarse The
New Avengers (Los Nuevos Vengadores) quedaría formalmente delineado.
Junto a Steed conoceríamos a sus flamantes colaboradores: la sensual Purdey
y el atractivo Mike Gambit. Patrick tomó con reservas la nueva dimensión
del show.
“Si hay que decir la verdad, ni siquiera podía recordar el
formato original de Los Vengadores. ¡Había pasado nueve años desarrollándolo
y seis años olvidándolo!”. Patrick Macnee, “The Avengers and Me”,
p. 121
Reflotando la vieja modalidad de antaño,
la selección de la compañera de rubro de Steed estuvo disputada entre
unas 300 candidatas, pero finalmente los honores recayeron en una esbelta
y seductora joven de 29 años, Joanna Lumley. Virtualmente desconocida
para la gran mayoría, esta actriz nacida en la India aún dominada por
los británicos y luego radicada en Inglaterra, venía con un pequeño historial
que se remontaba a algunos pequeños papeles en series televisivas y películas.
Entre esos papeles se contaba uno en el film de James Bond “On Her Majesty’s
Secret Service” (“Al Servicio Secreto de su Majestad”) en el que el protagónico
femenino se encontraba en manos de una ilustre conocida: Diana Rigg. Esto
nos indica que por alguna extraña coincidencia, tres de las cuatro partenaires
de Steed, tendrían su relación con Bond y sus películas, aunque en el
caso de Joanna, esa relación seguiría el camino inverso al de Diana y
Honor. No obstante como todas las chicas Avengers, con la posible excepción
de Honor Blackman, trabajar al lado del señor Patrick Macnee y ser parte
de Los Nuevos Vengadores, significaría para Joanna la fama y la gloria,
un antes y un después.
Finalmente el papel inédito de la serie,
el de Mike Gambit, sería concedido al actor Gareth Hunt, un londinense
de entonces 33 años. Si bien tampoco era mayormente conocido en el ámbito
artístico, Gareth Hunt guardaba algunas coincidencias asombrosas con las
máximas estrellas de la serie original: había nacido exactamente 21 años
y un día después que Patrick, había asistido, al igual que él, a la Webber-Douglas
Academy of Dramatic Art y como Diana Rigg, había sido integrante de la
Royal Shakespeare Company. ¿Casualidad?
Patrick se sentía un poco nervioso y un
tanto incómodo cuando le presentaron a sus jóvenes partenaires.
“... Ver a esta bella, brillante joven sentada ahí mirándome
como si yo fuera Dios, me hizo sentir muy extraño. Obviamente Jo sentía
una gran adoración por... Steed. Yo no sabía para dónde mirar ni qué
hacer. Con Gareth fue al revés. Me trató como si yo fuera un compañero
de barco. No de un modo engreído, sino desenvuelto, en la forma en que
uno trata a un colega”. Patrick Macnee, “The Avengers and Me”, p.
121
Sin embargo, muy pronto nuestro nuevo John
Steed cayó en la cuenta de que Joanna y Gareth eran dos personas de un
trato maravilloso y dedujo que trabajar con ellos sería para él una verdadera
delicia. Superado el “conflicto” con sus nuevos socios de la pantalla,
ahora había que pelear por los “detalles” que rodearían la novel modalidad
de Los Nuevos Vengadores. Patrick no estaba en su mejor humor para afrontarlos.
Los que hoy tienen más de 35, deben acordarse
de la infame moda de mediados de los años ’70, en la que, entre otras
cosas, los pantalones con botamangas “oxford” llevaban la delantera no
sólo para los jeans unisex, sino también para los trajes masculinos. De
hecho, esa moda imperaba furiosamente en el set de la nueva serie de Fennelll-Clemens
y conforme a ella fueron rigurosamente diseñados todos los trajes de Gambit.
Cuando llegó el turno de vestir a Steed, Patrick puso el grito en el cielo
mientras le estaban tomando sus abultadas medidas. No era que lo hubieran
pinchado con un alfiler, ¡qué esperanza! Fue cuando el sastre pretendió
hacerle saber que sus pantalones también llevarían botamangas anchas,
de acuerdo a la moda. Apuntándole con su paraguas, el suave Steed atronó:
“Yo establezco la moda, ¿estamos? Pantalones finitos, por favor”.
El sastre no se animó a vestir a Steed con el look de los ’70.
El vestuario de Joanna, en cambio, no significó
un dolor de cabeza para ningún diseñador. La moda de los ’70 daba para
todo, pero de hecho a nadie se le ocurriría que el cuero negro volvería
a ser visto en Los Nuevos Vengadores. Por el contrario, Joanna lució los
diseños de una londinense, que incluían vestidos de seda, kimonos multicolores
y alguna que otra campera con su nombre, Purdey, estampado en la espalda,
junto al logo que de ahí en más identificaría a la serie: un león con
los colores de la Union Jack, la bandera inglesa.
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