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escribe Gonzalo Ciarleglio
Steed sospecha que alguien está contrabandeando a los jefes
tribales de África armas que son robadas de la empresa que las
fabrica, Anderson. Esto impulsa a Steed a comprar el 20 % de las acciones
de la empresa en la Bolsa a nombre de... ¡Mrs. Gale!
Pero Cathy llega a la empresa en un mal momento: esa misma mañana,
se descubrió el cuerpo sin vida de uno de los directivos de la
empresa, Mr. Anderson, siendo el suicidio la versión oficial de
su muerte. En medio del tumulto de la reunión de accionistas ese
día, Cathy es elegida para ocupar el puesto que Anderson dejó
vacante en el Directorio. Ella aún no sabe que los directores se
pusieron de acuerdo en mantener la mayoría de las acciones de la
empresa en su poder, resistiendo la tenaz oferta de Mr. Cade, un astuto
inversor, que se convierte en el principal sospechoso de los sucesivos
asesinatos de los miembros del Directorio (El Brigadier y Mr. Reynolds,
quedando Mr. Young, Cathy y la secretaria, Miss Ellis, vivos). Lo que
Cathy no sabe es que Mr. Young, su esposa y el amante de ésta,
son los que están llevando a cabo el robo y contrabando de armas,
por lo que es esencial para su negocio que Anderson no sea vendida a Cade.
Luego de la muerte del Brigadier, Cade tiene una entrevista con Cathy,
donde le compra sus acciones y le presta su teléfono para llamar
a su corredor de Bolsa (¡Steed!) antes siga el camino de los otros
directores. De esta forma, queda claro que Cade no está detrás
de los asesinatos: cada uno de los directores aceptaron su oferta, pero
fueron asesinados antes de poder llamar a sus respectivos corredores de
Bolsa. En la reunión de accionistas que se lleva a cabo luego de
esta reunión, Cathy les hace saber que ella vendió sus acciones
a Cade, quien se hace presente más tarde y ordena a Miss Ellis
y a Cathy hacer un inventario. Cuando llegan a la armería, Cathy
descubre al asesino, que intenta matarla con un rifle cargado con balas
de fogueo. Todo termina con Steed, Cade y Cathy, arreglando horarios para
almorzar y cenar (respectivamente) con Cathy.
El episodio es una balanceada mezcla de espionaje con economía,
sin llegar a resultar tedioso o incomprensible. La acción se va
haciendo cada vez más oscura y tortuosa, siendo imposible descifrar
la identidad del asesino quien, al mejor estilo Agatha Christie, es la
persona menos pensada. El guionista se las arregla para desviar todas
las sospechas hacia Cade, quien se termina haciendo amigo de Steed y Mrs.
Gale, comunicando efectivamente el clima tenso, misterioso pero ágil
al espectador. Así, logra crear un auténtico laberinto,
que requiere una "lectura cómplice", como decía
Cortázar, para ser entendido.
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