|
Bombín, Paraguas Y Traje De Cuero (1962/63)
Los
experimentos de la segunda temporada mostraron claramente a los responsables
de la serie dos hechos irrefutables: que un contrapunto femenino a Steed
daba mucho más flexibilidad a los guionistas y resultaba más
atractivo para los espectadores que uno masculino; y que, dados los vientos
de cambio que traían los años 60 en cuestión de feminismo
y liberación de la mujer, ese contrapunto no podía ser la
acostumbrada tontita habitual en las series de la época, que se
limitaba a ejercer de florero y pedir auxilio a la menor sombra de peligro.
Es así como surge el personaje de la señora Gale, el primero
de los iconos femeninos que producirá Los Vengadores.
Catherine
Gale, a la que da vida la actriz Honor Blackman, es una joven viuda que
regresa a Inglaterra después de una larga estancia en África,
donde su marido había sido asesinado por una tribu de indígenas
(!). Licenciada en Antropología, encuentra fácilmente trabajo
en el Museo Británico, pero su actividad profesional no le satisface
plenamente; echa de menos algo de emoción en su vida. Es por eso
que acepta la oferta de John Steed para colaborar con él en los
peligrosos casos a los que el agente británico se verá enfrentado.
Rubia, curvilínea y sexy, sin dejar de ser por ello una mujer culta,
moderna e independiente, experta en artes marciales y en el manejo de
todo tipo de armas, Cathy Gale es una autentica revolución en el
panorama femenino de las series televisivas (en especial dentro del ámbito
de las muy tradicionales y conservadoras series británicas), y
marcará una pauta a seguir en el futuro para otros personajes.
Su entusiasta aceptación por el público y el evidente incremento
de los espectadores de la segunda temporada, supone la automática
renovación de la serie por una temporada más, la tercera
-con Steed y Cathy como pareja fija de protagonistas- que será
la de consolidación definitiva de Los Vengadores.
En
esta tercera tanda de episodios, las características básicas
de la serie ya están fijadas . El personaje de Cathy contará,
además de los rasgos ya citados, con un nuevo aditamento que creará
furor en la moda de la época: un traje de cuero impuesto por la
necesidad de darle libertad de movimientos (sin enseñar más
de lo debido) cuando llega el momento de exhibir sus dotes de judoka mientras
enfrenta a los malvados de turno. Steed, por su parte, ha sustituido la
gabardina a lo Marlowe de la primera temporada y el aire de playboy a
lo James Bond de la segunda, por un elegante y conservador traje de Pierre
Cardin que, complementado con un típico bombín y un paraguas,
le dan la imagen del perfecto "gentleman" inglés, imagen
que hasta el presente permanece indisolublemente unida al personaje en
el recuerdo de los fans. Nace así un icono mítico de la
TV de los 60.
También el tono de la serie ha evolucionado: del carácter
rutinariamente policíaco de la primera temporada y el de típica
serie de espías de la segunda, se ha pasado a introducir elementos
fantásticos, burlescos, terroríficos y de suspense, que
alcanzan lo surrealista en algunos episodios memorables, como una fiesta
de disfraces celebrada en Nochevieja a bordo de un tren cuyos ocupantes,
entre los que se cuenta Steed, van siendo asesinados misteriosamente ("Dressed
To Kill" / "Vestida Para Matar"), un millonario enloquecido
que pretende propagar una epidemia de peste bubónica para, una
vez aniquilada la civilización, reconstruir el Imperio Romano (
"The Grandeur That Was Rome" / "La Grandeza Que Era Roma"),
o la busqueda por Londres de un elefante blanco amaestrado que es el único
capaz de identificar a un peligroso traficante de marfil ("The
White Elephant" / "El Elefante Blanco"). Este progresivo
cambio de tono tiene como principal impulsor al joven guionista Brian
Clemens, en el futuro uno de los máximos responsables de la serie,
que será igualmente el que incremente
paulatinamente otro de los rasgos clásicos de Los Vengadores: el
humor, a menudo basado en el absurdo, pero siempre típicamente
británico que tiñe las sucesivas entregas de la saga.
El resultado es brillante, y la ABC se frota las manos: su producto está
ya encaramado en lo más alto de los índices de audiencia,
y sus protagonistas gozan de la suficiente popularidad como para grabar
un gracioso y pegadizo single ("Kinky Boots") que alcanzará
el número uno en las listas musicales británicas. Pero entonces
la historia se repite: Honor Blackman recibe una oferta para convertirse
en la "Chica Bond" de "Goldfinger", y atraída
por los cantos de sirena de la pantalla grande, decide abandonar la serie
tal y como hizo Ian Hendry en la primera temporada. Sin embargo, la "maldición"
que parecen sufrir Los Vengadores "fugitivos" volverá
a hacer de las suyas. Al igual que Hendry, la rubia actriz verá
pronto frustradas sus aspiraciones iniciales, malgastando a partir de
entonces su probado talento en comedias mediocres y películas de
terror de serie B, con las que no volverá a repetir su éxito
inicial como pareja de 007 en la citada película, en lo que constituye
un permanente declive de su carrera que jamás le devolverá
la fama cosechada en la TV. |