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escribe Terylene
Dado que muchos coinciden en la
lentitud con la que se desarrolla y otros le restan brillo a esta historia
de Los Nuevos Vengadores, quizás estemos frente a un caso de subestimación
por parte de quienes no le han otorgado a "House Of Cards" una
merecida audición. Hay suficientes elementos aquí, sumados
a la poderosa presencia de dos remanentes clave de la serie original (Peter
Jeffrey y aunque en una actuación desperdiciada, Lyndon Brook),
como para hacer subir a este episodio varios escalones más de los
que le adjudicaron muchos de los (in)condicionales fans del show.
Por empezar, la escena previa a los créditos
de inicio es inteligentemente ocurrente: Purdey entrenando un grupo de
adolescentes alineadas como soldados y con órdenes impartidas al
mejor estilo militar; Steed apareciendo con su porte habitual para recomendarles:
"Acuérdense, cuando gritan, lo están haciendo por
Inglaterra"; y finalmente esta horda de quinceañeras arremetiendo
alocadas y dando alaridos (por Inglaterra, sí) en el interior de
un aeródromo, en plena persecución de su ídolo pop:
¡Gambit! ¿No es acaso el mejor esquema para frustrar el plan
de Perov, listo para llevarse de una oreja a su compatriota desertor?
No sólo el ingenio termina en el tumulto generado en la sala principal
del aeródromo, con Perov distanciándose cada vez más
de su compatriota que ahora es llevado de una oreja por Steed al
auto que los espera en la pista sino incluso después de los
créditos. Steed y el chofer Roland comentan alegremente sobre flores
y jardinería, mientras su vehículo se desliza entre el silbido
de las balas de Perov, que sólo consiguen destrozar el parabrisas
y aterrar al desertor, al que Steed protege como si fuera un chico. ¿No
hay un toque del más genuino estilo Avengerish en todo esto?
Perov podrá no ser el refinado mastermind
que se escondía detrás de Max Prendergast ("The
Joker") o Bristow ("Game"), los cuales descollaron
gracias a la idoneidad de Peter Jeffrey para personificar villanos. Pero
tiene lo suyo y de ningún modo puede argumentarse que su papel
aquí aparece deslucido. La forma en que Perov comete su "suicidio"
es otro recurso que Clemens sin duda incorporó de la serie original:
mediante una droga que detiene el corazón y la respiración,
haciendo que el individuo parezca muerto cuando en realidad no lo está.
Muy "Bizarre," ¿no? Y ya que estamos, ¿qué
decir de Roland tendido en el césped "estudiando" cómo
se aparean dos de sus flores? Es poco probable que alguien pueda negar
que Roland es un verdadero excéntrico.
No obstante, además de este enfoque
hacia el viejo estilo Avengers, también el episodio se adentra
cómodamente en la perspectiva de Los Vengadores de los '70. Los
momentos que el "Castillo de Naipes" le depara al trío,
de por sí solos justifican una segunda mirada menos objetiva. Gambit
pelea con un amigo de años, un karateca que le enseñó
todo lo que sabe en ese arte y no sólo que se genera una violencia
impensada (Gambit termina con una herida leve de arma blanca) sino que
el cuchillo termina en la espalda de su "amigo."
Para Steed el desafío es aún
mayor, principalmente porque todo parece indicar que nuestro casanova
ya se encuentra enredado formalmente en una relación sentimental
que parece tener larga data. Al fin y al cabo, este es el segundo episodio
de Los Nuevos Vengadores en orden de transmisión original, y muy
bien Steed pudo haber encontrado con quién compartir sus años
de madurez; por cierto, este ya no es más el Steed de Cathy Gale.
Sólo que Suzy evidentemente no era la elección adecuada...
Si hay puntos flojos en la escena en la que Steed, avispado por Purdey
de que Suzy es otra integrante del "Castillo de Naipes," despacha
fría pero caballerosamente a su amante alegando que siempre estuvo
casado con su profesión, pues estos se compensan con su posterior
descarga emocional. La pobre Olga pasará a la historia por ser
la única mujer a la que Steed, confundiéndola con un intruso,
la deja knock-out de un brutal derechazo en el ojo, y con la que luego
intenta exonerarse desesperadamente. "No sos muy afortunada,"
le dice dulcemente, con el tajo que Suzy le dejó en el alma todavía
abierto. "Justo apareciste cuando necesitaba pegarle a algo."
La única que no se ve traicionada
por una vieja amistad es Purdey. Sin embargo su escena con Gambit en su
dormitorio y a medio vestir, inauguran una jugosa interrelación
entre estos dos Vengadores que seguiría a lo largo de toda la serie,
pero que se quedaría ahí nomás, sin penetrar en terrenos
más íntimos. Fue más bien un nutrido y chispeante
diálogo entre una pareja de jóvenes agentes secretos (como
el que mantienen cuando van a "rescatar" a Steed) que una corriente
sexual explotada más allá de lo que el público podría
haber esperado.
En otras palabras, "House Of Cards"
es una historia muy rica en reminiscencias del show original, con suficiente
enfoque sobre las vidas privadas de los Vengadores como para hacerla interesante
y con la última intervención en la serie del siempre genial
Peter Jeffrey. Por qué no ha cautivado mayormente el gusto de muchos
fans, es francamente un misterio aún por resolver.
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