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escribe Gonzalo Ciarleglio
¿Qué tiene de extraño una valija roja en
la casa de un músico? Nada. Pero, ¿qué pasa cuando
esa valija empieza a gritar "¡Alto, ladrón!" al
menor intento de robo y el ladrón es asesinado con un clarinete?
Estamos ante Take Me To Your Leader.
Resulta que la valija contiene una grabadora que se activa mediante una
especialísima cerradura con varias llaves. La valija va pasando
de contacto en contacto, cada uno con una llave diferente que, al accionarla,
le indica al portador adónde debe llevar el attaché. Estos
contactos pueden ir desde un perro a una niña con un dulce en la
mano, pasando por un hotel, una plataforma de cargas de British Rail,
un motociclista, un tal Richard Strauss (desplazado por Steed), un karateca
hábilmente derrotado por Tara y un contacto que lleva su llave
debajo de la peluca. Toda la cadena termina en... ¡Mother!
Pero, en el contacto final de la cadena, aparecen dos valijas: la verdadera,
que es conseguida por Steed, y una falsa, que lleva a Tara a un trampa
mortal en una antigua bóveda familiar, donde la falsa valija comienza
a liberar un gas venenoso. Tara consigue escapar haciendo detonar los
explosivos de emergencia que lleva cada valija. Mientras tanto, Steed
y Mother tratan de deducir la identidad del destinatario de la valija,
que contiene el pago por unos secretos robados. Mediante una hábil
trampa, descubren que el traidor es un tal Coronel Stonehouse, que moriría
intoxicado por una falsa valija en el auto que Tara usó para llegar
a lo de Mother (se lo cambió a un eclesiástico por una botella
de champagne)
Este episodio es otra vuelta de tuerca al tema del robo de secretos.
Al igual que en su antecesor, Love All, la
trama es muy original, logrando mantener un elevado nivel de intriga,
absurdo y humor. Mientras que en Love All esperábamos ver quién
iba a ser el proximo enamorado, riéndonos de ellos y los espectadores
de hábitos literarios disfrutando de la burla a los best-selleres
(que parecen producidos en masa, tal como hace Rosemary Z. Glade), aquí
pasamos de contacto en contacto y cada uno nos provee una situación
diferente: desde un contacto "realista" vestido con piloto y
sombrero, a un karateca, pasando por un contacto que intenta seducir a
Tara y una niña de seis años que acciona la cerradura con
una varita mágica, palabras mágicas incluidas. Además
hay varias joyitas en el diálogo; Steed soborna a la niña
con
£ 25 para que le dé la llave. Y cuando se retiran, Steed
le dice: "Sally, el dinero no es todo"; a lo que ella
responde: "No destruya las ilusiones de una niñita, señor
Steed".
Lejos de ser una sucesión monótona de personajes á
la Split!, Take Me To Your Leader es
una sucesión de deliciosos disparates que conforman, en mi opinión,
uno de los más entrañables episodios de la era King.
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