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escribe Terylene
La era Tara King y por extensión,
el show en su conjunto, cobijaron un puñado de episodios poco pretenciosos,
con guiones más bien triviales y dirección inconsistente.
"Whoever Shot..." es uno de ellos. No significa esto que se
trate de material irremisiblemente descartable; Los Vengadores nunca llegó
a tanto en ninguna de sus épocas. Pero también es cierto
que la historia del pobre George no figurará en la lista de favoritos
de ningún fiel seguidor de la serie.
En un mundo actual cuasi-dominado por computadoras
hasta de bolsillo, resulta ligeramente risueño retrotraernos 35
años para ver lo que la sociedad de entonces consideraba como "super-computadoras":
estrafalarios artefactos llenos de luces de colores, que lanzaban sus
mensajes en una tira de papel al estilo del más vetusto telégrafo
y confinados a una "sala de computación" tan grande como
una casa. Pero esto es sólo anécdota, porque así
fueron las cosas. Lo extraño es que en este caso, las computadoras
del mágico mundo de Los Vengadores no tenían nada de extraordinario,
sino que eran exactamente iguales a las de El Agente De Cipol, o al robot
de Perdidos En El Espacio. Aunque un "cirujano de computadoras"
fuera convocado para operar a George...
Este elemento, de por sí solo, podría
haber constituido una historia novedosa--después de todo, el hecho
de tratar a una computadora como un humano, constituiría un brillante
enfoque y una amable perspectiva. Pero lo que Williamson le entregó
a los actores, no pasa de un cuento mediocre sin demasiada inspiración
ni atractivos suficientes. Quizás por eso, todo el elenco, con
la excepción de Linda Thorson, brinda una entrega más bien
ajada y deslucida. Porque hay que decir que ni siquiera Steed logra una
actuación convincente. A excepción de unos pocos momentos
equiparables a su altura, Steed pasa una enormidad de tiempo, inexplicablemente,
como mero observador de la "operación" que el Dr Ardmore
practica en la computadora. Sólo sus incursiones a la mansión
de Pelley y un par de peleas, en particular la que sostiene con el atacante
de George, logran alejarlo del teatro de operaciones y agregar una chispa
a su opaco desempeño.
Sin duda, Tara es la que se lleva los aplausos.
Dejando de lado su disfraz de mujer pantera, que al principio es original,
pero después de 10 minutos se torna insufrible, Tara se anota un
gran acierto al hacerse pasar, a "sugerencia" de Steed, por
la sobrina de Pelley. Parloteando con destreza su más refinado
acento norteamericano (más sencillo para un canadiense de lo que
es para un porteño imitar a un cordobés) Tara logra engañar
a todos los que cree culpables, pero no al que parece más inocente.
Y ya que estamos, el papel de Jason nos demuestra una vez más,
una regla de oro impuesta por Los Vengadores: "¡Cuidado con
los mayordomos!"... De hecho Jason es lo más contundente de
un grupo de villanos en el que Judy Parfitt (una "mala" de lujo
en Los Vengadores) sólo parece concentrarse en mantener a Pelley
permanentemente drogado.
No obstante, y luego del consabido rescate
de Tara, finalmente George queda restituido a la normalidad y hasta es
capaz de pasarle a Steed la receta de un misterioso cóctel. Claro
que Steed hubiera preferido seguir en el teatro de operaciones antes que
su departamento sufriera las consecuencias de tal explosivo brebaje. Pero
por suerte, siempre está el champagne a mano... que todo lo arregla.
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