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escribe Terylene
A pesar de la excelente dirección
de Charles Crichton, este es un episodio en el que no se sabe a qué
género apunta exactamente. Si se lo pensó como comedia,
está prácticamente desprovisto de buen humor. Si el guión
pretendió conferirle aristas dramáticas, la historia es
demasiado trivial e inverosímil.
Por supuesto, estamos en Avengerland y
todo puede suceder. Es decir, es posible que muchos de los protagonistas
del episodio puedan volverse mentirosos por tomarse un café con
leche (menos Steed, que lo toma solo). Al fin y al cabo, en "Mission...
Highly Improbable" todos los que eran alcanzados por un particular
rayo invisible, quedaban miniaturizados al tamaño de una birome.
Pero lo que debería haberse tratado con un toque de mayor avanzada,
es el "calibre" de estas mentiras. En realidad, ni siquiera
puede decirse que sean "mentiras" en el sentido estricto de
la palabra: cada afectado por la leche adulterada con alucinógenos,
simplemente niega lo cierto y afirma lo falso. O repite insistentemente
"Esto no es importante," o "¡Yo no
estoy detrás suyo!" cuando lo cierto es lo contrario. Es decir,
se remite a colocar en negativo una oración que es afirmativa,
o viceversa. Muy buen ejercicio para los novatos en inglés, eso
sí. Pero hasta ahí llega el chiste, ya que en esto no hay
perspicacia ni humorada, porque está tratado demasiado superficialmente.
Bien hubiera hecho falta aquí, alguno de los personajes insólitos
con sus relatos exóticos, del tipo del Coronel Rawlings, de "Small
Game For Big Hunters," o el Profesor Poole, de "The Winged Avenger"
o Bradley Marler, de "Look...". Al menos la cuota de humor hubiera
estado asegurada.
Sin embargo, excentricidades hay. Curiosidades
también. A excepción de unos pocos episodios, la "oficina"
de Mother siempre dio que hablar. Esta vez se encuentra montada en un
double-decker, los famosos ómnibus londinenses de dos pisos
y color rojo, que circula por las calles a veces bajo la lluvia
mientras Mother, Steed, Melville, Tara, Rhonda y demás, celebran
las consabidas reuniones de trabajo. Claro que no se trata de un ómnibus
común: no sólo que no admite cualquier pasajero, sino que
sus asientos fueron removidos para dar lugar a una verdadera oficina,
con bar y todo... Por su parte, Steed muestra su carácter nada
dócil cuando le toca reprochar la conducta de un colega, concreta
y directamente en la cara de Melville. Nunca lo habíamos visto
proceder con tal furia con agentes del Ministerio. Tampoco tan irritado
como cuando levanta las botellas de leche que Tara arrojó al suelo,
intentando salvar su contenido. Lo que demuestra fehacientemente que,
después de todo, había tenido su genio el agente secreto...
¡Bien!
Las locuras van en aumento recién
cuando el episodio se aproxima a su desenlace y los sucesos en la lechería
se entremezclan en un crescendo de peleas, de reacciones contradictorias
dado al alucinamiento que esta vez sufren, en manos de Steed, los propios
responsables de la conspiración y la cautiva Tara, a punto de convertirse
en un gigante pan de manteca. La escena en la que Steed sale de la lechería
con Tara, arrastrando la manteca gigante en la que ella quedó atrapada,
es delirante.
En el contexto de una opinión estrictamente personal, "False
Witness" no figura, esencialmente, entre los mejores episodios de
la era King, pero al menos entretiene sin pretensiones, con buena dirección
y notables desempeños. Sólo para pasar la hora, con una
historia muy Avengerish en su concepción, pero que pierde brillo
en su representación. Con un guión tan sólo un poco
más lúcido y con un mejor tratamiento de la situación
y los personajes, hubiera sido un episodio inolvidable.
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