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escribe Terylene
Uno de los episodios quizás más subestimados de
Los Vengadores, "A Sense Of History" es por el contrario, una
pequeña joya para disfrutar a pleno. No muchas veces los guiones
de Los Vengadores han estado centrados en el mundo universitario y su
impacto en los años '60, reflejando aunque de soslayo, el enfrentamiento
generacional entre profesores de ideas obsoletas y estudiantes rebeldes
de ideas revolucionarias. "School For Traitors" podría
ser un antecedente, pero no encontramos sucesores hasta donde la memoria
nos alcanza.
La idea de la destrucción de las economías europeas y el
cambio radical de la historia, puesta por escrito en una oscura tesis
de algún diabólico mastermind, parece encontrar paralelos
en las amenazantes palabras que contenía el no menos perverso "Mein
Kampf" de Hitler. ¿Habrán sido estas las intenciones
del guionista Woodhouse? Después de todo, el villano de este episodio
(completamente impredecible, por otra parte) tenía su séquito
de seguidores en un grupo de estudiantes que parecía conformar
una élite tan idólatra y machista como intolerante.
Hay que decir que todo el elenco destaca excelentes performances en general.
El joven Duboys (personificado por un Patrick Mower que años más
tarde veríamos nuevamente junto a su tocayo Macnee en una lamentable
película llamada "The Bloodsuckers") es un soberbio fanático
que todo quiere llevarse por delante. Diferencias aparte, mucho nos hace
acordar al legendario papel de Sydney Poitier en "Blackboard Jungle"/"Semilla
de Maldad" al comandar la "barra brava" del estudiantado
de St. Bodes. Los profesores Henge y Acheson son dos estereotipos del
quehacer universitario, aunque debemos admitir que este último
cae más en la categoría de excéntrico que de modelo.
Pero si hablamos de excéntricos, ¿qué decir de Carlyon?
Uno aún no alcanza a descifrar el misterio de porqué este
colorido personaje ha fijado campamento en un bosque en los alrededores
de St. Bodes, albergado en una carreta tipo Far West--en la que parece
disponer de un adecuado confort--y convidando a Steed con un café
"continental" que dista mucho de ser de su agrado. ¿No
era más sencillo alojarse en un hotel, más aún sabiendo
que podía ser blanco fácil de los Robin Hoods que acechaban
en el bosque? Claro, de ser así, ¿adónde hubiera
estado la gracia si estamos hablando de un personaje extravagante?
La sublime Mrs Peel no tiene en "A Sense Of History" un rol
decisivo en cuanto al desarrollo de la trama se refiere. Más bien
dedica casi todo el episodio a la infructuosa búsqueda de la famosa
tesis en cuestión. Pero que el diablo nos lleve si no aclaramos
que es la protagonista de una espléndida afinidad con Steed, con
miraditas sugestivas, cargadas inocentes y frasecitas con doble sentido
(Emma, señalando el florete del disfraz de Sheriff de Nottingham
de Steed: "Eso se ve un poco caído, ¿no?";
Steed: "Espere a que sea desafiado"). Y hablando de disfraces,
todos aquéllos a los que se les han salido los ojos de sus órbitas
por agudizar su vista ante la diva vestida de Robin Hood, seguramente
tendrán mucho más por agregar.
Claro que Steed no se queda corto con los méritos. Además
de disfrutar del picnic con el timorato Carlyon, en el que hasta se convierte
en lanzador de disco con la tapa de una cacerola, Steed saca a relucir
en este episodio, viejos métodos de "tortura" que nos
retrotraen a sus épocas de tough guy de las eras Keel y
Gale. Al igual que Emma, evidentemente los chicos insolentes lo ponen
nervioso y no vacila en retorcer la muñeca de Duboys o sacudir
de un librazo la cabeza de Pettit, con un innegable aire de satisfacción.
No obstante, al mismo tiempo parece proyectarse al Steed de Los Nuevos
Vengadores, cuando reconoce su error ante la muerte de Pettit, admitiendo
que no debería haberlo dejado solo.
Como siempre, en manos de Los Vengadores, las teorías descabelladas
sucumben ante el poder de la razón. Y quizás la nota más
alegórica de este gran episodio, sea el título del libro
que aparece en primer plano al lado del vencido Duboys, una vez que Emma
lo despachó con sus golpes de karate: "Cómo Desarrollar
Una Personalidad Ganadora." ¡Vaya contrapunto!
escribe Pablo Alonso
S.S Van Dine, en sus 20 reglas por el fair play a la hora
de escribir una novela policial, incluyó la siguiente: "El
autor no debe emplear trucos distintos de los que el culpable emplea frente
al detective". Dorothy L. Sayers, por su parte, incluyó como
primer regla que "cada autor se compromete a jugar limpio con el
público". Sirvan estas dos citas para sostener que este episodio
tiene uno de los giros más impensados de toda la serie (el mastermind
es una de las primeras "víctimas") pero los aplausos
se reservan debido a la manera en que se ejecuta, porque Martín
Woodhouse y Peter Graham Scott juegan sucio con los espectadores a la
hora de mostrar los trucos de los culpables. Obviamente no hay ningún
problema con que omitan exponer los momentos en que se cranea el plan,
si no, no habría misterio; pero la cuestión es que muestran
actitudes en los villanos que, al estar solos en las escenas en cuestión,
sólo están puestas en función de engañar a
los espectadores. Es decir, si pretendieran establecer una farsa a los
ojos de Steed y Emma, no habría problema; pero la escena en la
que Grindley se va de la biblioteca y la siguiente en la que es "sorprendido"
por Millerson, son sólo hechas para trampear al público.
Esta jugarreta se hace obvia recién en el final; mientras tanto,
el episodio sabe construir bien la intriga con dos sospechosos completamente
inocentes, Henge y el menos obvio Acheson.
Se puede ver a A sense of history como un capítulo hecho con el
mismo molde de A Touch Of Brimstone.
En ambas historias hay una logia (que para sus pretensiones, se comporta
de a ratos de manera bastante tonta), con un marcado líder, mujeres
sin voz y sin voto pero que luego contribuyen a deschavar los planes,
al igual que uno de sus miembros masculinos, el cual es eliminado por
ellos mismos. Un grupo de estudiantes universitarios, con semejante grado
intelectual, no pueden ejercer su rebeldía rompiendo lápices
o tirando avioncitos. El personaje de Duboys es entonces un poco inconsistente,
lo cual queda parcialmente subsanado por la gran performance de Patrick
Mower. La silenciosa Marianne (no me sorprende que haya sido actriz de
la Hammer; su gélida belleza es ideal para el terror) es más
callada que Rhonda, la asistente de Mother, pero empieza a hablar cuando
su amor, Pettit (el joven con anteojos a la Buddy Holly que no podía
faltar para el cine/tv en un grupo juvenil de la época) es silenciado.
Ambas historias alcanzan su cenit en una fiesta temática, por decirlo
de algún modo, donde la última coincidencia sería
el valor fetiche en la vestimenta de Emma, ahora en vez de una reina sado
es...Robin Hood. Y le queda muy lindo.
En cuanto a cuestiones del verosímil, la presencia en el bosque
de Nigel "Yo fui N°6 por un día" Stock es completamente
inexplicable. ¿Para qué matarlo en una fiesta, cuando podrían
haberlo hecho en algún momento en el que Steed lo hubiera dejado
sólo? Pero a pesar de éste y los demás reparos, A
Sense Of History es una buena inversión de cincuenta minutos, entretenido;
con una trama bien llevada (a pesar muy a pesar de revelarse
como una chantada), con un muy buen cast, afilados diálogos,
la química habitual entre Steed y Emma, y varias escenas memorables.
Más allá de que Emma acapare todas las miradas en el final,
Steed se reserva los mejores momentos para sí, en las ocasiones
en que se pone duro, sin perder la clase, con los irreverentes estudiantes.
El intercambio de líneas entre Steed y Emma también tiene
varias gemas, como la referencia de Steed a su tía bebedora, las
alusiones fálicas a su sable de goma en la fiesta de disfraces,
o la elección de libros para golpear a Henge. To sum it up:
como otros episodios de esta temporada, estaba para más pero, de
por sí, lo que quedó está muy bien.
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