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Temporada Emma Peel, Monocroma
Honey For The Prince
/ Miel Para El Príncipe

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Honey For The Prince
Steed Becomes A Genie
Emma Joins A Harem

MIEL PARA EL PRÍNCIPE
Steed Se Convierte En Genio
Emma Se Une A Un Harem

Honey For The Prince

Ficha Técnica Títulos

Producción: Marzo 1966
Re-emisión en Argentina: 5/1/2000
Escrito por: Brian Clemens
Dirigido por: James Hill

Reparto
Hopkirk / Ron Moody
Príncipe Ali / Zia Mohyeddin
Arkadi / George Pastel
Vincent East / Roland Curran
Bumble / Ken Parry

Titulos De Apertura

Títulos De Cierre
Conexión Avengers In & Out
Temas vinculados a este episodio Teasers & Tags. Secuencias de Introducción y Cierre.

Sumario
Investigando las pistas dadas por un agente moribundo, Steed y Mrs Peel localizan dos contactos clave: Bumble, un vendedor de miel y Hopkirk, un curioso personaje que dirige una agencia bizarra, destinada a alimentar las fantasías de sus clientes. Pero qué conexión hay entre ellos y un complot para asesinar al visitante príncipe árabe Ali, que ha arribado a Gran Bretaña para sellar un contrato petrolero, es algo que los Vengadores deberán resolver en medio de un harem y una alocada danza de los siete velos.

Comentarios
Terylene | Pablo Alonso
 

escribe Terylene

Bueno, bueno... no es necesario frotar la lámpara de Aladino para hacer aparecer a los genios que han dado origen a uno de los más descollantes episodios Avengers: por suerte siempre han existido. Lo cierto es que Mr Clemens y Mr Hill mucho deben haberse concentrado en lograr un producto que va más allá de los confines de la imaginación común y juega con el delirio del espectador como si en efecto se tratara de un relato tipo Alí Baba y Los 40 Ladrones. Tampoco es menester proyectarse al espacio exterior e internarse en los terrenos de la ciencia-ficción para penetrar en un mundo ilusorio. Estos señores lo han logrado solamente con decorados sobrios pero sugerentes, enclavados dentro de las cuatro paredes de un estudio televisivo y fundamentalmente, con un relato ultra-ingenioso, repleto de humor, fantasía y surrealismo. Si eso no se llama talento, ¿entonces cómo deberíamos definirlo?

Mas no toda la genial estética de "Honey For The Prince" recae en sus creadores, sino también en quienes estuvieron delante de las cámaras. Los Vengadores se ha distinguido por ser una serie en la que rara vez sus personajes han lucido desubicados. Pero quizás nunca como en este episodio, todos ellos cobran inusual vida por más secundarios que fueren, incluso aquéllos sin letra y/o no acreditados, como si cada uno encajara magistralmente en este colorido rompecabezas. ¿O cómo sustraerse a la muda presencia de la asistente euroasiática de Arkadi, o a los fornidos de color que hacen sonar el gong en la corte del príncipe Ali, o el desopilante Napoleón que le arranca a Steed un buen parlamento en francés?

Si de este calibre son los personajes secundarios, uno fácilmente puede darse una idea del de los principales. Una amiga dijo una vez que si las abejas tuvieran rostro humanoide, ese sería el de Bumble (Juana, ¡no pudiste ser más precisa!). Arkadi y su subalterno Vincent conforman un dúo delictivo de contornos muy particulares: el primero es un villano refinado y machista que dicta sus órdenes más macabras sin descuidar su atención personal, mientras es mimado por su asistente femenina. El segundo es un sutil asesino a sueldo que no vacila en delatar a su jefe cuando se ve en apuros y cuando sólo ha cobrado el 50% de su paga... en billetes cortados por la mitad. Pocos podrían imaginarse un príncipe musulmán de netas inclinaciones anglófilas y mucho menos jugando al cricket con Steed en su propia corte, demostrando, ya que estamos, que tan buen jugador no es. Dicho sea de paso, la magnificencia de la danza de los siete velos de Mrs Peel enmascara las aristas sexistas que rodean la escena, cuando más allá de las provocativas miradas del príncipe, su Vizier y el propio Steed, se hace hincapié en el "retraso mental" de la bailarina.

Pero indudablemente la nota que coloca el broche de oro en este episodio es la agencia "Quite, Quite Fantastic" ("total, absolutamente fantástica") y su dueño, Hopkirk. No sólo por la colosal actuación de Ron Moody, en su papel de uno de los excéntricos más notables de toda la serie (también cumpliría una plausible actuación en "The Bird Who Knew Too Much"), sino por la premisa. ¿Alguna vez alguien habrá imaginado que podría acudir a cierto lugar que fuera capaz de recrear sus propias fantasías? ¿Soñar con escalar el Everest, con ser Napoleón o un cowboy en el Far West? Por cierto que no pecaríamos de ingenuos si en nuestra imaginación concibiéramos la QQF alguna vez para satisfacer nuestras más caras ilusiones. ¿Quién se anota? Y ni hablar si como corolario de tal aventura, Steed y Emma nos hacen un lugar en su alfombra mágica...

Frente a tan sensacional creación, algunos no podemos evitar cierto dejo amargo al admitir que este episodio marcaría el final de la cuarta temporada, la del glorioso blanco y negro inmaculado y los guiones más intuitivos, oníricos e imaginativos. La fascinación y el futurismo vendrían después, pero el sabor de la más pura esencia británica, esa que transpiró por cada línea de los guiones de Los Vengadores, quedaría irremediablemente atrapado en esta mítica etapa que finalizaba con "Honey For The Prince."



escribe Pablo Alonso

Enmendando los errores de How To Succed… At Murder, la mejor de todas las temporadas cierra como se lo merecía con este episodio, que funciona como un compendio de los mejores elementos que constituyeron el estilo de la serie. Hay una organización (Quite Quite Fantastic) que le permite a la gente realizar sus fantasías, imposibles de vivir en la realidad, mediante elaboradas simulaciones. En cierto sentido, la idea sería retomada un par de años después en My Wildest Dream, donde un terapeuta proponía a sus pacientes "matar" a sus enemigos para descargarse. QQF ofrece todo tipo de actividades, pero los villanos de turno se interesan en todo lo concerniente para poder asesinar al Príncipe Alí de Bavaria. La trama hace uso inteligente de esto y del negocio de venta de miel; las funciones de ambos establecimientos en la historia se irán revelando de a poco.

Tenemos muy buenos personajes: Hopkirk (difunto), el genial responsable de QQF; B. Bumble (el consabido excéntrico que muere pronto), apicultor; Arkadi, villano obsesivo de su imagen; el Príncipe Alí, apasionado del cricket, y hasta incluso Vincent, el encargado de hacer el trabajo sucio. Entre ellos se suceden grandes escenas, como la muerte de Hopkirk a manos de Vincent, en la que el primero se debe haber sentido un poco como Brandon Lee; o los sucesivos tratamientos de belleza (por decirle de alguna forma) a los que se somete Arkadi bajo los cuidados de una chica. El Principe Alí conserva todos los estereotipos de la realeza de Medio Oriente (muchas esposas, catador, indulgencias varias) pero con un sentimiento anglófilo que le facilita el trabajo a Steed. Lástima que Zia Mohyeddin prácticamente no intenta parecer un extranjero hablando inglés, ya que su acento británico está al frente. Volviendo a los lugares comunes, este episodio reúne todos los que la cosmovisión occidental tiene sobre el mundo árabe, de las lámparas mágicas a los pozos petroleros, pero en el clásico estilo avenger, todos encuentran su lugar particular en la historia, desde el teaser hasta el tag.

Laurie Johnson, siempre versátil, no tiene problemas en componer una banda de sonido acorde a estas situaciones. Y la tan mentada química Steed-Emma está presente desde el principio, cuando se los ve venir muy felices (y sueltos) de una fiesta. Por separado también brillan, sobre todo en los encuentros con Hopkirk, y en los aposentos del Príncipe, con Steed ganándose su confianza con facilidad y Emma componiendo a una bailarina retrasada, para luego infiltrarse en el harén (donde hay un cronograma de los deberes en la semana de las distintas esposas) y vencer al asesino.

En cuanto a reproches, más allá del acento de Mohyeddin, está nuevamente el viejo truco del villano-muerto-por-su-propia-arma, las espadas de plástico brillante, y que, mientras rompen nuevamente la regla de "no blacks", mantienen la ausencia de sangre con Ronny Westcott, quien debería haber quedado como un colador después de una ráfaga de ametralladora, ni decir que no podría haber sobrevivido lo suficiente para llegar al departamento de Steed. Algo similar pasaba con el tatuador en Quick-Quick Slow Death. ¿Y por qué Ronny no puede explicarse más claramente y hacerle el trabajo más fácil a sus colegas, eh? Pero todas estas, obviamente, son nimiedades. Básicamente este el último episodio de Los Vengadores auténticamente británico en sus ideas y realización, antes de que los yankis empezaran a hacer sentir su influencia para, lenta pero irreversiblemente, terminar arruinando la serie.

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