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escribe Terylene
Con Philip Levene en su salsa y
un episodio que brilla tanto en color como en creatividad, no faltan otros
aditamentos adicionales para entretenernos con algo de lo mejor que ha
producido la quinta temporada de Los Vengadores. Al fin y al cabo, el
escape de la realidad del modo más insólito y extravagante,
fue otra de las delicias que propusieron los años '60, en los que
la imaginación brotaba de la mente humana en medio del albedrío
del Swinging London y el Flower Power.
Precisamente dentro de esa atmósfera
se halla inmerso "Escape In Time." Acompañado por una
música completamente acorde con las escenas que se desarrollan
y provisto en su primera media hora con las delirantes escenas que ocurren
en la calle Mackidockie, desde el intercambio de animalitos de peluche
hasta el reemplazo por dobles, uno ya se predispone a disfrutar de un
buen espectáculo. Y aún cuando para el televidente se
evidencia desde el comienzo el juego falso de Thyssen, es imposible
no regodearse con esas escenas que capturan la incredulidad de los visitantes
a su casa, cuando atrapados por la fuerza centrífuga recorren
el túnel del tiempo para despertar en una extraña época
de carruajes y paladines montando caballos blancos. Como vemos, todo
colindante con el absurdo y lo peculiar.
Peter Bowles y su papel multifacético
que lo lleva a encarnar los distintos Thyssen, desde la Edad Media hasta
nuestros días ("No hay mejor época que el p-p-p-presente,"
tartamudea por ahí) no hace más que afianzar su gran actuación
en Los Vengadores, la cual a través de cuatro episodios--desde
Cathy Gale a Tara King--siempre se llevó los mejores calificativos.
En realidad no queda muy clara la verdadera táctica de su Waldo
en "Escape In Time." ¿Asesinaba invariablemente a todos
sus clientes criminales (como Josino) luego de prodigarles un "escape
en el tiempo" y cobrar una abultada tarifa? ¿O más
precisamente a los agentes que aparentemente se infiltraban en su casa,
como Paxton y Tubby Vincent? Por alguna razón no intentó
nada contra el "criminal" Steed, quizás porque sospechaba
que Steed no era un intruso y principalmente porque no había
llevado sus diamantes consigo... Pero en el caso de Emma, vuelve a poner
en práctica su instinto asesino en cuanto descubre que es una
impostora y accionando la manivela de su máquina tragamonedas
(¡vaya instrumento para un viaje a través del tiempo!)
la hace retroceder abruptamente de los 1790s a los 1560s, arrojándola
a las fauces del perverso Matthew Thyssen. Los diálogos aquí
son una perla. Matthew: "Estas extrañas ropas que Ud.
usa... ¡obra del diablo! Diseñadas para encender la pasión
de un hombre." Emma: "¡Debería verme dentro
de 400 años!" Sin duda, ¿qué hubiera dicho
Matthew si Mrs Peel lo hubiera visitado embutida en alguno de sus emmapeelers?
Y claro, no olvidemos las líneas punzantes entre Steed y Emma.
El: "Habiéndola conocido durante todo este tiempo...
y nunca supe que sabía coser." Ella: "Bueno,
nuestra relación no ha sido exactamente doméstica, ¿no?"
También otra famosa villana de Los Vengadores tiene su cita en
"Escape In Time": Judy Parfitt, la cual a pesar de sus pérfidos
designios, termina esposada y burlada por Emma: "¿No
obtuvimos el voto?" le dice ésta socarronamente.
Por esto y tanto más, "Escape
In Time" es una marca registrada de Los Vengadores. ¿O en
qué otra serie podría converger tanta fantochada exquisitamente
aderezada a gusto del consumidor? Ideal para los estresados, para los
que adoran "desenchufarse" por un rato con un entretenimiento
de lujo, para los que con todo gusto nos sumergiríamos en algún
túnel del tiempo como el de Waldo--aunque ciertamente menos azaroso--para
explorar las joyas del pasado. El gran encanto de muchos episodios de
Los Vengadores, ha radicado siempre en dejar volar la imaginación
del espectador. Y "Escape In Time" es una genial propuesta
para que esa imaginación se vaya bien, bien alto.
escribe Mackidockie
Tratándose de una serie netamente fantástica,
en algún momento tenía que llegar el episodio dedicado a la travesía
por el tiempo. Lástima que lo que supuestamente era el tema central
de la historia, y que hubiera permitido una exposición de paisajes y
datos históricos variados, termina convirtiéndose en una simple muestra
de trajes de época siempre en la misma aburrida mansión. Todo se inicia
con el Agente Paxton registrando una casa campestre cuya sala principal
alberga cinco bustos de los antepasados familiares. Curioso, Paxton
abre una puerta y comienza a caminar por un pasillo que de repente empieza
a girar y girar... para despertarse al rato en el mismo lugar pero evidentemente
en el pasado. Sin darle tiempo a reaccionar, un miembro de la familia,
ahora vivo, le dispara a quemarropa. Otro agente intenta cumplir con
la misión y es igualmente atacado, pero en este caso logra escapar y
llegar hasta la residencia de Steed, con un mensaje sobre un próximo
encuentro con un tal Josino en la calle Mackidockie (¿de dónde me suena
ese nombre?). Esta es una pista más para confirmar las sospechas del
Ministerio sobre la desaparición de famosos criminales, como Josino,
por una ruta mágica, muy mágica. Steed y Emma siguen a Josino en cada
una de sus paradas y toman nota de sus movimientos, pero su intento
de atraparlo por separado fracasa.
Lanzándose como carnada, Steed repite
los pasos de Josino, por el negocio de peluches, el de la chica hindú
y la barbería. Emma lo vigila de cerca pero para su sorpresa se encuentra
a un doble de Steed. Mientras, éste es escoltado a la residencia de
Thyssen, creador de una máquina del tiempo que "ayuda" a aquellos que
deseen huir por tan sólo la mitad de su Reino. Como la vida nos enseñó
que no hay que comprar algo sin antes probarlo, Steed se aventura hacia
el siglo 18, y encontrándolo muy placentero, pide a Thyssen un boleto
sin retorno. Al quedarse sin carnadas y sin noticias de Steed, Emma
se anima a seguir la ruta de escape y a sortear todos los obstáculos
presentados a los hombres, incluso la afeitada gratis. Impresionado
por su independencia, Thyssen la invita a una recorrida por el tiempo,
pero al descubrir que es una espía la envía al siglo 16, donde su más
sanguinario ancestro, Matthew, hará el trabajo sucio. Lejos de asustarse
por sus bárbaros métodos de ejecución, Emma desafía a Matthew, y de
paso lo entretiene hasta que llega Steed a librarla de su verdugo medieval.
Desafortunadamente (¡hubiera estado bueno, no me digan que no!) la "máquina
del tiempo" consistía en una serie de habitaciones ambientadas según
cada era, que servían como última morada de los ingenuos que confiaron
en Thyssen y sus "antepasados".
¿A quién no le gustaría hacer un viaje
por el tiempo?. Difícil de resistir, así como la idea de ver a otros
hacerlo. Por ello es de extrañar que un argumento con tantas posibilidades
haya sido tontamente desaprovechado. Afortunadamente, la cacería por
la calle Mackidockie, la versatilidad de Peter Bowles, la adecuada y
muy completa ambientación (casas, trajes y vehículos), y esos infaltables
intercambios enigmáticos entre Steed y Emma, hacen el trabajo de colocar
a este episodio en altas posiciones. Para disfrutar y preguntarse que
hubiera sido de nuestro dúo en la época de la guillotina...
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