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escribe Terylene
Como siempre sucede en estas intrigas,
el agente herido a duras penas llega al departamento de Steed, pero
muere antes de decirles a Steed y Emma dónde escondió esa caja con los
papeles secretos. No obstante el agente había hecho bien los deberes:
por alguna razón, había logrado introducirse justamente en el estudio
de la mansión de Sir George Benstead, el organizador del rally, no sólo
para encontrar un buen escondite para su caja, sino también para garabatear
una invitación al rally, dirigida a Steed. Mejor pista para Steed y
Emma, imposible, dado que los participantes del rally sólo podían tomar
parte del mismo por medio de una invitación.
Claro, como en todo episodio, nunca faltan
los personajes excéntricos y las escenas delirantes. Sir George no sólo
es un fanático del automovilismo que sirve sus bebidas desde surtidores
de "nafta," sino que hasta posee un simulador en tamaño real, que tiene
la particularidad de dar un "inocente" shock eléctrico en el trasero
cada vez que el "piloto" comete un error (¿No lo creen? ¡Pregúntenle
a Steed!).
Pero los agentes enemigos (y son varios)
rondan por la mansión y hacen de las suyas. Mientras dos de ellos (Alex
y Carl) se apoderan de sendas invitaciones para participar en el rally,
un tercero mata a Sir George en su propio juguete, el simulador, esta
vez elevando su voltaje al tope. Curiosa es la forma en que proceden
Alex y Carl cuando descubren que Sir George ha sido asesinado: señores,
¿nunca pensaron en las consecuencias de tocar un cuerpo electrificado?
Siguiendo con los personajes hilarantes,
Penelope Playne también ocupa su destacado lugar como copiloto de Steed:
¡una chica tan joven, ha enterrado tantos pretendientes del modo más
estrafalario! Cómo será que a lo último, Steed deja debidamente aclarado
que más vale que entre ellos dos, haya sólo una buena amistad y nada
más...
Mrs Peel, mientras tanto, debe pasar
una prueba de fuego. Una vez que reconoce que su piloto Mike es otro
de los que andan en busca de los papeles secretos, se ve encerrada en
el simulador (nuevamente conectado a alto voltaje) obligada a "conducir"
a toda velocidad, mientras el pérfido Mike intenta hacerla hablar aumentando
el voltaje de modo progresivo. Aunque conserva su compostura, es evidente
que en estos tensos momentos, la impávida Mrs Peel irremediablemente
pierde su sangre fría.
El episodio en sí no tiene nada de espectacular,
ni nada de mágico. Es más, parece una de esas típicas películas de aventuras
que han poblado el cine de todas las épocas. Pero es un buen entretenimiento,
el rally-búsqueda del tesoro mantiene un ritmo ágil y dinámico (con
música incluida) y claro, el "premio consuelo" que Steed le ofrece a
Emma, una vez que Penelope se hizo humo con el premio del tesoro encontrado,
no podía ser otro que una botella de champagne.
Eso sí, ojalá el guionista hubiera tenido
mejor imaginación para la tag scene: eso de estamparle a Emma semejantes
bigotes, sólo porque la afeitadora de Steed también funciona en "marcha
atrás," a decir verdad no queda muy elegante...
escribe Mackidockie
La vieja búsqueda del tesoro tiene
lugar en este episodio (¡me quedó en versito y todo!), siendo la carrera
de autos el mayor atractivo del mismo. Un colega de Steed, Bobby Danvers,
es perseguido por dos agentes enemigos hasta la mansión de un tal Benstead,
donde oculta una pequeña caja de metal en un cofre rojo y envía a Steed
una invitación al rally organizado por Benstead. Sus últimos minutos de
vida los utiliza para comunicarle a Steed la ubicación de la caja de metal,
pero no alcanza a informarle donde se encuentra el cofre rojo. Los agentes
enemigos, micrófono mediante, escuchan todo lo referente al cofre y a
la reciente invitación al rally recibida por Steed. Benstead es sin lugar
a dudas un maniático de los autos, al punto de tener un simulador conectado
a una pantalla que hace las veces de pista de carreras, y el que se sale
de la pista recibe un ligero choque eléctrico en el trasero (¡pero que
chulada!). Steed llega acompañado de Emma y son recibidos por el mismo
Benstead, un gran admirador del "chasis" de Emma. Mientras Steed entretiene
a Benstead con preguntas sobre el cofre rojo, Emma husmea en su estudio,
pero es atacada por Carl, uno de los agentes enemigos en plena búsqueda
exitosa de una invitación al rally. Subido a su simulador, Benstead recibe
una descarga fatal, y el único cercano al interruptor de corriente es
su mayordomo. Lo llamativo es que tampoco los agentes enemigos fueron
autores de este homicidio. ¡Mmmmmm!
Ante tal intriga Steed ordena al mayordomo
iniciar el rally como si nada (¡el show debe seguir!), y a punto de
partir los agentes enemigos engañan a sus respectivos co-pilotos para
poder correr juntos. La carrera se desarrolla entre trampas como cambiar
los carteles de orientación, poner clavos "miguelito" en el camino,
llenar el tanque del adversario de azúcar, lo que sea para ganar el
premio. Cerca de la meta los sobrevivientes son Emma y su acompañante
Mike, Steed y su partenaire gustosa de enterrar novios Penny, y Carl
y Alex, los malos. Los primeros en descubrir la última pista son Emma
y Mike, pero cuando Emma encuentra golpeado al mayordomo de Benstead,
sospecha de Mike y parte sola hacia la casa ... o eso es lo que ella
cree ya que al llegar, Mike sale del portaequipajes y la "invita" a
entrar. Esposada al simulador, Emma es obligada a revelar la solución
de la última pista, caso contrario el aumento de velocidad llevará al
aumento de voltaje y el resultado será una "Emma al horno con papas".
Llega Steed liberado de Carl y Alex gracias a Penny, y en una "pelea
de machos" se deshace de Mike, para luego desatar a Emma, y junto a
Penny abrir el cofre que se encontraba nada más y nada menos que en
el simulador. Penny se lleva el efectivo, Steed el cofre de metal y
Emma el champancito, un beso (y algo más) de Steed y un bigotito adorable.
Poco argumento pero diversión garantizada,
en una carrera con un excepcional despliegue de los mejores autos (nuestro
querido Bentley incluido), los mejores competidores (buenos y malos),
y las mejores trampas. No se entiende mucho la motivación que impulsa
a los villanos, especialmente a Mike, a querer apoderarse del cofre,
pero esto se compensa con unos escenarios naturales y una evidente diversión
de todos los actores, ya sea al enunciar una línea con doble sentido,
al hacer trampa en la carrera ó subidos al simulador. ¡Y después dicen
que Meteoro es el rey de las pistas!
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