|
escribe Mackidockie
Este es uno de esos episodios que reúne, además
de una idea central interesantísima como lo es el espionaje, varias
ideas secundarias que le dan un toque de comedia y la redondean, como
la Escuela de Mayordomos y la "Operación Fascinación"
comandada por Emma. Un soplón informa a Steed sobre los secretos
militares que se están vendiendo al otro bando, pero el único
dato que puede darle antes de morir apuñalado es el nombre y profesión
de los posibles traidores. Ni lento ni perezoso, Steed visita a dos de
ellos, desplegando sus mejores interpretaciones, primero de Almirante
y luego de Brigadier. Para el tercero pide la ayuda de Emma, ya que el
Capitán Miles tiene una obsesión compartida con Steed (hehehe)...
¡las mujeres!
Por lo tanto es hora deeee... ¡Operación Fascinación,
el más revolucionario método de seducción conocido
hasta hoy, llevado hasta su hogar por su creadora, una pionera en asuntos
del corazón, la Mata Hari de los '60... Mrs. Emma Peel! Y miren
que efectivo resulta ser este procedimiento (o mejor dicho, que nabo resulta
ser este Capitán) que a pesar de no haberla visto en su vida, en
sólo segundos cae a los pies de Emma. Mientras tanto, Steed se
enrola en la Escuela de Mayordomos, la cual parece ser su segunda profesión,
ya que su habilidad para planchar y lustrar zapatos rebasa al mismísimo
Largo de Los Locos Addams. En una de sus incursiones a la sección
Lavandería para practicar un poco el lavado de prendas de lana,
Steed se topa con el mayordomo del Capitán remojándose un
rato ... en una de las lavadoras. Benson, el mayordomo del Almirante descubre
que Steed lo engañó, pero en vez de "hacerse cargo"
de él le ofrece ser el nuevo mayordomo del Capitán. ¿Y
adivinen a quién tiene que colgarle el abrigo? Por supuesto que
a Emma, y no sólo le cuelga el abrigo, sino que la ayuda en la
difícil tarea de mantener a raya al Capitán Playboy, hasta
que le dan la extraña orden de arrojar vino en la chaqueta del
Capitán.
¡Al fin una pista! Steed y Emma siguen a Benson hasta la escuela
y descubren las chaquetas de los tres sospechosos con accesorios muy "fashion":
tres pequeñitas grabadoras. ¡Ahhhh, así era como se
filtraba la información! Pero Benson es sólo un peón
en todo este juego de "robo y vendo", y ante Steed y Emma se
revela la mente maestra: el barman de la Armada, el Sargento Moran. Aprovechando
la confusión del momento, Steed se encarga de Benson y Emma de
Moran, con un poco de ayuda del padre del Brigadier, un "viejo zorro
y machista" que ya se había dado cuenta de todo. Y sí
Steed, al final de cuentas, ¡el mayordomo lo hizo!
Este episodio resulta ser uno de mis favoritos, por centrarse en el espionaje
y mostrarlo como algo divertido, comenzando con esa bolsa gigante con
cierre super-incómoda, usada para evitar que terceros escuchen
los planes de defensa, y precursora del archiconocido "Cono del Silencio",
y la ya mencionada Escuela de Mayordomos, fachada de los traidores que
además de ser espías eran mayordomos profesionales (pero
claro, el espionaje paga mejor). Además contamos con Emma y su
confianza (un poco exagerada) para seducir a un hombre, pero que al final,
ayuda. ¡Steed, Emma, la cena está servida!
escribe Terylene
No es difícil enumerar los muchos atributos de los que goza "What
the Butler Saw": es una comedia escrita con ingenio, con chispa (Brian
Clemens en su mejor momento), con un delirante y fino humor, con personajes
ocurrentes, con un excéntrico desopilante y con un villano inesperado.
¿Falta algo? Bueno, podríamos hablar de la ausencia del componente "mágico"
que tanto caracterizó la época Peel. Aquí no hay lámparas de Aladino ni
máquinas del tiempo, es cierto. Por el contrario, en este caso salen a
la luz los argumentos que aún basados en hechos corrientes (no es nada
extraño el uso de micrófonos o grabadores espías) llegan a los extremos
menos imaginados: ¿o es común celebrar una reunión de cierta cúpula militar
dentro de una bolsa de plástico, con cierre y todo? No habrá mucha "fantasía"
en esto, pero sí originalidad y absurdo. Y no está demás recordar que
estos dos elementos, por sí solos, siempre han convivido bajo el techo
de Avengerland con total comodidad.
Los militares de diverso rango y rama han aparecido con marcada frecuencia
en los guiones de Los Vengadores. Pero quizás nunca como en este episodio
habían sido estereotipados tan espléndidamente. Y en esto hay que admitir
que por mucho que haya ayudado el guión, el trabajo de Patrick Macnee
es decisivo para lograr esas caricaturas con semejante eficiencia. Aunque
quizás se "pierdan" unos diez minutos de historia en las andanzas de Steed
por las residencias de un almirante, un brigadier y un capitán de la fuerza
aérea, el resultado vale oro. Y como si fuera poco, en el interín descubrimos
a ese viejo delirante (el padre del brigadier) que como personaje pintoresco,
debe ser uno de los que más adeptos tiene entre la audiencia.
Como muchos de los episodios de Los Vengadores, al principio no es sencillo
encontrar relaciones entre las distintas entidades involucradas en la
trama. "What The Butler Saw" no es la excepción cuando durante los primeros
minutos, uno trata de establecer paralelos entre estos militares y la
original "escuela de mayordomos." Pero no sólo que lentamente las conexiones
van apareciendo, sino que una vez más, esta breve "confusión" queda ampliamente
compensada cuando Steed se hace cargo de la situación mostrando sus inigualables
cualidades de buen alumno de mayordomía. Nueva perla que se anota el inefable
Macnee.
Y si bien este episodio en particular descansa principalmente en Steed,
hay que tener en cuenta muy especialmente el contundente rol de Mrs Peel.
Confinada quizás por única vez a una sola misión, sin tomar parte de mayor
investigación en el caso, Emma pone en práctica una prolongada "Operación
Fascinación" durante casi media hora. No es que Emma no haya desplegado
su encanto femenino en otras ocasiones ("A Touch of Brimstone," "Honey
for the Prince," "The Return of the Cybernauts") pero es evidente que
en esta única oportunidad, lo hace a lo largo de prácticamente todo el
episodio. No obstante, está claro que su seducción, como en todos los
casos anteriores, no le provoca mayor gracia a un celoso Steed...
En resumidas cuentas, estamos en presencia de una historia Avengers por
excelencia. Si algún novato ávido por descubrir la verdadera esencia
de Los Vengadores, buscara un episodio capaz de brindar un genial marco
de referencia, sin duda "What The Butler Saw" estaría incluido bien arriba
en la lista de recomendados. A tomar nota, pues.
escribe Pablo Alonso
Otra vez secretos de alto valor que se están filtrando.
En este caso, el giro de la idea está en una organización
de mayordomos que se encarga de espiar a las principales cabezas militares.
Al igual que The Danger Makers, la mastermind
es toda una revelación, presente casi desde el principio como un
personaje opaco, con menos prestigio y autoridad que los propios mayordomos.
Pero todo esto, muy bien como está, tan típico de la originalidad
de la serie, se posiciona en un plano secundario, ya que funciona como
una excusa para una sucesión de escenas geniales, con la risa como
principal objetivo.
Ya el teaser es memorable, pero el tour-de-force de Steed haciéndose
pasar por sendos representantes de la marina, el ejército, y la
fuerza área, es magistral. Patrick Macnee no se calza simplemente
un disfraz diferente para cada ocasión, realmente esboza tres personajes
distintos, conociendo en cada encarnación al representante de una
de las tres fuerzas. Su veloz intercambio de siglas sin sentido con un
"camarada" es otra pinturita de humor absurdo. Es notorio como
Brian Clemens le toma el pelo a los militares: la seguridad de la nación
está en manos de un burrero, un beodo y un mujeriego. Además
está el Mayor Goddard, un viejo algo loco que avergüenza a
su hijo (a su vez la vergüenza familiar, no por bebedor, sino por
haber elegido una rama distinta del ejército), que por momentos
recuerda al Profesor que aparecía en The
Master Minds; oculto en lugares imposibles con una expresión
insana, pero en este caso con apariencia demasiado inofensiva para ser
considerado un sospechoso. Volviendo a Steed, Macnee alcanzará
la quintaesencia de la suavidad y pulcritud británica al entrar
(con referencias de nombres de la realeza tomados en realidad de varios
pubs) en una escuela de mayordomos, una de las mejores "academias"
que han aparecido en la serie. Emma, por su parte, se propone quemarle
la cabeza lo que logra sin mucho esfuerzo al Capitán
Miles, quien se revela cansado de vivir de acuerdo a las expectativas
causadas por su fama, por lo que su oficina/habitación de soltero
termina siendo el escenario de un juego de ludo entre ambos.
Otros momentos destacables son el uso de "la bolsa del silencio"
por parte de la cúpula militar, el toque de trompeta del Mayor
Goddard luego del asesinato de Walters, que pasa de la señal de
alarma a la elegía fúnebre; y Benson disfrutando por un
momento de no ser el mayordomo sino el atendido, por un Steed harto de
la situación que le sugiere que le dispare de una vez y listo.
Por supuesto que este episodio tiene un reparto de alto nivel: John Le
Mesurier, Howan Marion Crawford, y Thorley Walters, por nombrar sólo
algunos.
Lo único que falla está en la pelea final, cuando Emma
va cerrando puertas frente al avance del Sargento Moran, a quien podría
haber despachado sin problemas de entrada. La intención de efecto
dramático es buena, pero para que funcione hubiera hecho falta
un oponente adecuado, o aunque sea Moran armado de un puñal.
Si ya de por sí, escribir una serie de reviews se vuelve un ejercicio
en el arte de volver a decir de distintas maneras lo mismo de original
idea-diálogo afilado-gran química Steed/Emma-excéntricos-notable
reparto, etc, etc., en este caso se volvió enumerar una serie de
escenas cuya mayoría se podría definir como esenciales.
De hecho, para terminar con las redundancias y el review: este es uno
de los mejores trabajos de Patrick Macnee y este episodio no sólo
es otro más de los que no tienen todo el reconocimiento que merecen,
sino que es uno de los mejores de la serie. He dicho.
|