Avengerland o el lugar de lo (im)posible
Cuando
un show de televisión atraviesa casi una década. Y esa década
resulta ser una de las más efervescentes de la historia contemporánea...
Cuando el gris de los rayos catódicos estalla en magenta y turquesa.
Y un policial más negro que blanco da paso al espionaje internacional
en el reino del comic...
Cuando la ficción es realidad. Y la realidad un juego de abalorios
en el que las calles están desiertas...
Cuando hay corrupción pero no hay policías. Y las mujeres
gozan de inmunidad frente a la muerte...
Cuando en medio del caos más absoluto el único gesto posible
es una sonrisa...
Cuando un hombre y una mujer son precisamente eso y resulta fascinante...
Es tiempo de sacar un boleto a Avengerland, el país de
Los Vengadores. Un espacio para pensar lo que no puede ser pensado y saber
lo que no puede ser sabido.
O bien un lugar para descubrir cómo es, de qué trata y
porqué sigue vigente esta serie que desde hace cuarenta años
se nos viene metiendo en el corazón, sin que podamos conocer el
motivo.
O de qué manera una serie protagonizada por un médico
forense de poca monta acabó convirtiéndose en un icono
de la televisión de todos los tiempos, previo paseo por el fetichismo,
el Swinging London y el Pop-Art.
Hace muchos años, cuando Los Vengadores todavía eran
un boceto, alguien le dijo a Patrick Macnee en medio de un singular
desconcierto: "Patrick, querido, por lo que me contaste de esta serie
lunática, todo aparece de atrás para adelante, de arriba para abajo
y de adentro hacia afuera"
|