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Contame Tu Vida
En septiembre de 1984 Patrick se convirtió en el homenajeado del programa
de la Thames Television inglesa “This Is Your Life” (“Esta es tu vida”)
un evocativo al estilo del viejo “Volver a Vivir” que conducía Blackie
por el canal 13 de Buenos Aires allá por los ’70.
En
una época en la que el video aún estaba en pañales, en que Los Vengadores
había sido injustamente olvidada en su propio país y en que las aventuras
de Steed y sus chicas permanecían no obstante latentes en la memoria de
Patrick, ese homenaje se transformaría, según sus palabras, en “una
experiencia fantástica, delirante y por supuesto, altamente emotiva”.
Muchos estuvieron allí, comenzando por
sus ex-compañeros Joanna Lumley y Gareth Hunt, quienes conduciendo un
Bentley como el de Steed, se aparecieron por el estudio para recibir a
un Patrick sonriente, aún no percatado de todas las sorpresas que le depararía
el show. Pero no sólo fue un recordatorio de “Los Vengadores”: entre varios
otros, su hermano Jimmy, su ex-esposa Barbara, sus hijos Rupert y Jenny
(ya totalmente recuperada de sus muchas neurocirugías), un entrañable
compañero de Eton y para gran emoción de Patrick, hasta su anciana madre,
besaron y abrazaron con profundo cariño a un hombre mayorcito de 62 años,
que se divirtió como loco, pero que en más de una ocasión no sólo que
no pudo articular ni una palabra, sino que también lagrimeó de lo lindo.
Y junto a los clips donde Honor Blackman,
Linda Thorson y Diana Rigg, en ese orden, enviaban sus cálidos saludos
para su siempre gallardo Steed, se sumó la presencia de Ian Hendry y los
ya mencionados Jo Lumley y Gareth Hunt, para rematar con la entrada triunfal
de Honor Blackman subida en una gigantesca moto ¡y luciendo sus ropas
de cuero negro a la Cathy Gale! Era evidente que por primera y única vez,
si bien Diana y Linda sólo aparecieron en clips previamente filmados,
todas las luminarias de la serie eran reunidas en un show de sólo 30 minutos
de duración.
La nostalgia por esta edición de “This
Is Your Life” debe haber calado muy hondo en Patrick cuando apenas un
par de meses después, su madre y días más tarde Ian Hendry, partirían
definitivamente de este mundo guiñándole un ojo travieso.
Entre 1985 y 1988 Patrick continuó apareciendo
en infinidad de teatros, shows televisivos, series de todo tipo y origen,
y películas, estas últimas particularmente dentro del género de terror,
aunque la gran mayoría lamentablemente no reflejó en absoluto sus buenas
aptitudes actorales. Quizás el gran desencanto de Patrick Macnee en el
cine sea que jamás se le ofreció un protagónico, mucho menos de nivel.
No obstante, aquejado en forma creciente
por su artritis, Pat decidió ponerle punto final a sus incontables actuaciones
teatrales, que culminaron en 1988 en Toronto con, obviamente, su mejor
logro, “Sleuth”. Quizás fue ésta una dura decisión para él, pero muy pronto
supo compensar ese gran hueco con una loable misión en la que ha demostrado
gran talento. Al igual que muchos de sus colegas en su misma situación
(o sea, cuando los años se van y el ímpetu por enfrentar una audiencia
se detiene) Patrick se ha abocado desde entonces a la producción de audiobooks,
es decir, la lectura de best-sellers grabados en cassette o CD, destinados
principalmente al público no vidente, o con deficiencias visuales, o bien
para aquéllos que prefieren escuchar antes que leer.
Pero en su vida afectiva, Patrick se seguía
engañando y ofuscado en su propia promesa, no se daba cuenta que a los
66 años, su corazoncito aún le reclamaba algo.
“Hasta hace poco me había resignado a permanecer solo por
el resto de mis días y de no haber sido por la lealtad constante, la
bondad y por sobre todo el amor de una muy remarcable dama, solo me
hubiera quedado. No queriendo ser una carga para ella, había decidido
no casarme con Baba. Pero cuando todos mis problemas desaparecieron,
ahí estaba ella, aún deseándome y esperándome. De hecho finalmente me
di cuenta que ella siempre me había amado mientras yo, sintiéndome indigno
de ella, había fingido durante mucho tiempo que esa emoción era un mito.
Ahora estoy profundamente enamorado de Baba y he disipado el mito casándome
con ella”. Patrick Macnee, “Blind In One Ear”, p. 287
El matrimonio de estos dos jóvenes novios
de 66 años fue bendecido por una mujer sacerdote en la paradisíaca Enchanted
Garden Chapel, de Palm Springs, el 25 de febrero de 1988. Quizás temerosa
de que Patrick se “portara mal”, la Reverenda fue rápida para entregarles
a los novios, además de su libreta de casamiento, unas prolijas carpetas
conteniendo... ¡sanos consejos para el control de la natalidad! Baba,
Patrick y su hija Jenny no pudieron menos que reírse a carcajadas cuando
comprobaron hasta qué punto llegaba el formalismo imperante en el reglamento
matrimonial. La que sí daría a luz apenas dos meses después, sería la
propia Jenny, regalándole al radiante y dichoso abuelo su único nieto,
Christopher, al que él llama cariñosamente Kit.
Sin embargo... ¿quién dijo que Baba y Patrick
no podían ser padres? No pretendemos asustar a la Reverenda, pero de hecho
lo son: desde su casamiento han adoptado dos simpáticos perritos de una
raza parecida a los pekineses, por los que se desviven como si fueran
sus propios hijos. No resultaría sorprendente agregar que Baba y Patrick
han participado activamente en campañas contra la crueldad ejercida con
los animales, ¿no?
Pero aparte de su tercer casamiento, Patrick
se traía un as de espadas bien escondido en la manga. Un poco impulsado
por el ejemplo de otros colegas actores y otro poco por la insistencia
de una amiga, con la cual durante años habían mantenido un incesante intercambio
de correspondencia, nuestro John Steed se apareció por el mundo artístico
con... oo-la-la, una nueva faceta: la de escritor. Fue precisamente esa
amiga, Marie Cameron, la que asombrada por lo bien que Patrick escribía
(sin tener en cuenta su letra, eso sí) lo instigó para que esas cartas,
que revelaban tantos detalles de su vida, fueran puestas bajo la consideración
de un editor.
Con la publicación de su autobiografía
titulada “Blind In One Ear” en 1988 y posteriormente reeditada en 1992,
por primera vez Patrick cuenta todo (lo que se puede, al menos) desnudando
con sinceridad, elocuencia y un monumental sentido del humor, los pormenores
de una infancia trágica, de una adultez azarosa y multifacética y de una
vida íntegra que resume todo su ser precisamente con ese título: “Ciego
de un oído”.
“¿No sería ‘Sordo de un oído’?”,
es la pregunta clásica que muchos le hicieron.
“Seguramente”, aclara Pat. Pero
para él, “Blind In One Ear” significa “no decir lo que uno debería”.
“Fui criado para no cuestionar las decisiones de mis padres,
por más indignantes que pudieran parecerme. Esta incuestionable aceptación
de lo inverosímil o lo incongruente, ha permanecido conmigo a lo largo
de una extraña vida. Y mi genio para los malentendidos me ha conducido
muy cerca de verdaderos zarpazos. A lo mejor yo también era ciego de
un oído”. Patrick Macnee, Prefacio de “Blind In One Ear”.
La única crítica adversa que recibió esta
autobiografía, magistralmente escrita por un hombre que demuestra un completo
dominio de ese arte propio de los escritores profesionales, consistente
en arrancarle al lector tanto una risotada como una lágrima, fue no haberle
concedido tantas páginas a Los Vengadores como era de esperar. Patrick
captó la indirecta y sonrió.
La década de sus setentas lo sorprendió
tan activo como si tuviera 30 años. Patrick siguió filmando películas,
siguió grabando audiobooks, siguió apareciendo en series televisivas y
hasta fue, entre 1994 y 1996, el presentador de dos documentales dedicados
a prácticas esotéricas, secretos ocultos y fenómenos paranormales, que
aquí en la Argentina han encontrado una inamovible cabida en el canal
de cable Infinito: “Mysteries, Magic and Miracles” (“Misterios, magia
y milagros”) y “Ghost Stories” (“Historias de fantasmas”).
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