|
escribe Juana Kenis
Un grupo de individuos hace un conjuro ante la fotografía
de un hombre. Y acto seguido, un científico, Neville, cuyo conocimiento
podría interesar al gobierno Británico, muere en circunstancias
extrañas. Así comienza Warlock (El Brujo). Como más
tarde descubre Steed, Neville no era el primero de la lista, ni el primero
en estar interesado en magia negra. El asunto sin duda requiere la ayuda
de un especialista en fenómenos paranormales. Y si de especialistas
se trata, ¿quién mejor que Cathy Gale, antropóloga
del Museo Británico de Historia Natural?
Haciendo caso omiso a su mirada socarrona y armándose de paciencia,
Cathy intenta explicar a un Steed bastante incrédulo que Neville
pudo haber estado bajo la influencia de un hechizo. Neville tiene en su
casa un gran número de libros sobre fenómenos paranormales
y hasta un horóscopo hecho por un tal Mr. Gallion, un psicólogo
reconocido que resulta ser el líder de una secta que practica la
magia negra.
Mr. Gallion no es un fraude. Realmente tiene poderes mentales y los vende
al mejor postor, en este caso, un agente de un gobierno extranjero también
interesado en los conocimientos de Neville y otros científicos.
Y, por si fuera poco, está involucrado hasta los dientes en la
muerte de Neville. Cathy se contacta con Mr. Gallion y éste decide
que Cathy es el elemento que necesita para llevar cabo una peligrosa y
mortal ceremonia. Utilizando sus poderes mentales la atrae hacia su casa.
Pero Cathy no está hechizada, sólo finge y en el momento
preciso domina la situación... un segundo antes de que Steed irrumpa
en el lugar. Los malos mueren y Los Vengadores celebran en un bar el fin
exitoso de su misión.
Si bien no tiene suspenso, pues todo se sabe desde el pincipio (quienes
son los villanos, qué quieren y cómo van a lograrlo), Warlock
es un episodio interesante no sólo porque el tema es atractivo
sino también porque en él comienzan a perfilarse las personalidades
y mitos que caracterizarán al show durante los años siguientes.
Por empezar, junto al primer encuentro de trabajo entre Steed y Cathy,
hace su presentación el mito más caro a los creadores de
Los Vengadores y sus fans: que el show es un ejemplo de igualdad entre
hombres y mujeres. Pero además de encontrarnos con el mito, en
este episodio vamos a descubrir la verdadera personalidad de Cathy (no
la que muestra en Death Dispatch...)
y a conocer la naturaleza de la relación que, de aquí en
más, la vinculará con John Steed. Ambas se evidencian de
pronto en unas pocas escenas. Todo va mas o menos bien entre Cathy y Steed
hasta que él decide poner en práctica su poder de seducción
con una joven empleada del bar que frecuenta. Se pavonea ante ella diciéndole
que está investigando algo relacionado con magia y hechicería
y acaba leyendo su futuro, el que está escrito en la palma de la
mano. Steed parece tener mucho para leer porque sólo suelta la
mano de la chica cuando, bastante después, llega Cathy y lo sorprende
diciendo tonterías paranormales a una mesera que demuestra no tener
apuro alguno por recuperar el uso de su mano. La mirada de Cathy es de
hielo. ¡Cuidado Steed, Cathy no tolera que engañes a una
joven inocente! Debido a la interrupción, la chica se va. Algo
de lo que había entre Cathy y Steed podría haberse salvado,
pero un poco más tarde ya no hay retorno. Cathy pide algo de beber,
paga con su dinero y Steed le devuelve la reciente gentileza: le deja
el vuelto a la mesera... no su vuelto, ¡el de Cathy! Otra mirada
de Cathy y su ácido comentario dicen todo lo que hay que decir.
La actitud de Steed ante la vida y el resto de la humanidad es absolutamente
reprobable y esa opinión no cambiará nunca más. Ahora
las cosas están claras.
|